El descubrimiento y posterior conquista de América fue una de las más sensacionales noticias de los siglos XV y XVI, sobre todo para la economía de España pues fue en esta época cuando el imperio tuvo una gran entrada de recursos de toda clase. Pero esta abundancia también significó una caída en el valor del metal brillante el cual ha recuperado, proporcionalmente, después de 533 años y la culpa ha sido de la península.
Las razones de la variación de los precios de los recursos minerales
Los precios son variables por múltiples factores, los más vinculantes son los geopolíticos, económicos y financieros ya que, a pesar de que se consideran un activo físico, en cuestión de costo al igual que todos los bienes, se comporta dependiendo de la relación entre la oferta y la demanda. Esto último, a su vez, se ve influenciado por varias causas como la inflación continua y las clases de interés.
Por ejemplo, cuando la inflación aumenta y los intereses bajan, el precio del oro sube, ya que es tomado como una reserva de valor y se hace más atractivo para los inversionistas. También tienen que ver las guerras, inestabilidad política y de producción, entre otros. Lo curioso es que esta parte de la economía de mercado lleva funcionando así desde hace varios siglos, especialmente en España con este metal brillante.
España y el precio del metal brillante
Cuando nos referimos al metal brillante, estamos hablando del oro el que era muy valorado por allá a finales de los años 1400 cuando se descubrió América por parte de Cristóbal Colón. Este era un mercado que se consideraba sólido, sobre todo para los inversionistas de la época ya que su precio se cotizaba, con su ajuste por inflación, en unos 3100 dólares la onza. Pero por culpa de España esto comenzó a cambiar.
Ya que, a partir de 1492, la península comenzó a colocar en el mercado grandes cantidades de minerales entre los que se encontraba el oro que provenía de sus explotaciones en territorio conquistado (a pesar de que teníamos una gran mina que era explotada por los romanos). Finalizando el siglo XV y a comienzos del XVI llegaron grandes barcos a Sevilla.
Cargados con oro y otros metales preciosos, lo que disparó una inflación nunca antes vista, aunque por aquellos años este concepto no era conocido. Ello provocó una caída en los precios, la cual se relacionaba directamente con una gran oferta, la cual superaba con creces la demanda. Esta tendencia hacia la caída se mantuvo a través de los siglos, para finalmente estabilizarse a niveles muy por debajo que los alcanzados en 1492.
España mantuvo sus precios en una media de 630 dólares la onza durante los siglos XVIII y XIX con pequeñas fluctuaciones ocasionadas por enfrentamientos como las guerras napoleónicas, la Primera y Segunda Guerra Mundial y la Gran Depresión. Si bien todos estos eventos no causaron grandes variaciones en el costo del oro, sí ayudaron a que sus precios se mantuvieran por debajo de su valor real.
¿Y qué pasa en este 2025 con el metal brillante?
Durante estos últimos años, el precio del oro se mantuvo más o menos estable pero la crisis financiera de 2008 los disparó de nuevo. Pero ahora en 2025, 533 años después del descubrimiento de América, luego de grandes guerras, revoluciones, depresiones, crisis y la pandemia, los precios del oro en España han vuelto a posicionarse, con el ajuste por inflación, a exactamente los mismos que tenía a finales del siglo XV.
En conclusión, los precios del oro estuvieron muy deprimidos desde 1492 debido a que España inundó el mercado con este metal precioso (sucederá algo parecido si la península decide explotar la mina más grande de Europa que está en su territorio). Ahora, 533 años después, luego de diferentes conflictos y eventos a nivel mundial los precios, con el ajuste por inflación, son los mismos que para esa época.