Cuando ya se creía superada una vieja y terrible amenaza que se cernía sobre Europa gracias a la imposición de prohibiciones tendientes a eliminarla, ahora nuevas exploraciones en uno de los países de la comunidad la traen de vuelta con mucha fuerza y hacen pensar en un claro retroceso ¿Hacia dónde marcha el continente europeo?
Por representar una grave amenaza se tomó la decisión de prohibirla pero ahora quieren invitarla
Si se toma un camino por donde se sabe que existe una clara amenaza habría que preguntarse si vale la pena afrontar el riesgo, si realmente es tan grande la recompensa o el incentivo para atreverse a arriesgarse a sufrir las consecuencias negativas que podría implicar sucumbir ante el factor amenazante.
Posiblemente esa sea la pregunta que se hacen los países europeos hoy en día ante la posibilidad de levantar una prohibición que se estableció luego de intensos debates sobre la necesidad de disminuir hasta eliminar un elemento que representa un fuerte flagelo no solo para Europa sino para el mundo entero.
La prohibición a la que se está haciendo referencia es la de explotación petrolera mediante fracking o fracturación hidráulica, una técnica que resulta apropiada para extraer grandes volúmenes de petróleo de esquito pero que afecta profundamente a las comunidades porque resulta altamente contaminante del aire, agua y suelo.
Y es que cuando en Europa está restringido el fracking, especialmente en Alemania y España donde está prohibido debido a los prejuicios medioambientales y sísmicos, hay un país de la UE que está pensando en implementarla con el propósito de extraer miles de millones de barriles de esquisto.
El dilema entre superar la dependencia energética o exponerse a la grave contaminación
La dependencia del gas natural licuado (GNL) está generando altos costes para Europa y el mundo, empeorando la crisis climática y pasando una pesada factura a comunidades de productores y consumidores. En los tres últimos años se ha triplicado el volumen de GNL importado de Estados Unidos alcanzando la cifra de 64 000 m3, un consumo desbocado por parte de la UE que provoca:
- Vulneración de los derechos humanos
- Una terrible degradación medioambiental
- Exacerbación de la desigualdad social
Tal como señala Enrico Donda, a cargo de la campaña de gas que lleva a cabo Food & Water Action Europe, la realización de contratos a largo plazo y la inversión en nuevas infraestructuras representa un paso hacia atrás en la ruta emprendida hacia la transición energética, desperdiciado todos los esfuerzos y recursos invertidos hasta ahora.
Expectativas y preocupación por el descubrimiento de una colosal reserva petrolera en Turquía
De acuerdo con Alparslan Bayraktar, ministro de energía en Turquía, las exploraciones efectuadas por la compañía estadounidense Continental Resources calculan una cantidad de petróleo de esquisto en la cuenca de Diyarbakir que supera los 6100 millones de barriles, lo que ubica a este país en cuanto a producción a nivel de Gabón o Congo y por encima del Reino Unido.
Si se lograra extraer este petróleo de esquisto mediante fracking, Turquía reduciría extraordinariamente su importación de 365 millones de barriles anuales, por lo que la explotación de unas reservas petroleras gigantescas como las anunciadas cambiarían radicalmente la situación de dependencia energética.
La gigantesca compañía petrolera Continental Resources estableció un acuerdo con la compañía estatal turca TPAO con el fin de explotar el esquisto en la cuenca de Diyarbakir, lo que significaría el inicio del fracking en Turquía con implicaciones trascendentales en la economía nacional.