En España para la mejora del sueño se venden y consumen unos caramelos que pueden ser muy peligrosos. La impresión de que son como simples dulces obedece a las cantidades que ingieren diariamente los españoles, así como la forma que son comercializados, pues muchas veces llegan al público sin que se requiera permiso. ¿Qué hay detrás de esta práctica abusiva de consumo? Ahondaremos en el círculo vicioso que existe alrededor del peligro que se cierne sobre el insomnio que se está popularizando actualmente en la sociedad española.
La ansiedad les quita el sueño y les obliga a consumirlos como si fueran caramelos
La tendencia hacia el padecimiento de trastornos del sueño en la sociedad actual refleja una creciente crisis de salud pública a nivel global y principalmente en España. Eso es lo que indica el aumento del número de personas que acuden a centros de salud para tratar problemas asociados.
Debido a factores no esclarecidos estaría aumentando en España la cantidad de personas que tienen problemas para conciliar el sueño, pero lo que más preocupa es que, tal vez por falta de información, quienes padecen de este tipo de trastorno les ha dado por consumir algo como si fueran caramelos.
De acuerdo a médicos de Atención Primaria, se ha detectado en pacientes que acuden a centros de salud en la ciudad extremeña de Badajoz el abuso de benzodiacepinas, un grupo de medicamentos psicotrópicos que actúan sobre el sistema nervioso central y en el cual se encuentran el lorazepam, el diazepam y el trankimazin para el tratamiento de la ansiedad.
He aquí el inmenso peligro de comer estos dulces que persiguen los felices sueños
Este tipo de medicamentos combate la ansiedad que es la causante del insomnio. En esencia, las primeras dosis de estos fármacos producen más horas de somnolencia y una reducción de los despertares a medianoche. Tales efectos conllevan a que no sean recomendables los tratamientos que excedan las 4 semanas.
Aunque el lormetazepam es el más indicado para casos de falta de sueño, el medicamento más recetado y consumido es el lorazepam, una benzodiacepina de acción intermedia sobre el cerebro que tiene funciones específicas:
- Ansiolíticas
- Sedativas
- Relajación muscular
- Anticonvulsivas
- Amnésicas
Y hablemos además las secuelas que dejan este tipo de fármacos. En primer lugar, producen resacas, en el sentido que queda cierta somnolencia residual luego de dormir. Pero peor aún es la desconfiguración del sueño de calidad y reparador, disminuyendo las fases de sueño profundo y REM, lo que incide en la disminución de efectos reparadores en la acción de dormir.
Un programa victorioso para quitarles la adicción a los campeones de España
Aparte de los trastornos de sueño que provocan, estos fármacos producen adicción. Datos recolectados señalan que un 10% de los españoles consumen estos medicamentos y en un 7,2% este consumo es diario. Por otro lado, 75% presenta despertares nocturnos y el 30% sufre de insomnio.
Luego de que fuera detectado el exceso de consumo de estos medicamentos, sobre todo en mujeres con edad superior a 65 años, se han venido implementado programas como «Yo venzo», dirigidos a concienciar sobre los riesgos del abuso de estos fármacos.
Algunos profesionales del área de la salud en esta ciudad española refieren la importancia de este tipo de programas para disminuir el alto consumo de estos medicamentos contra la ansiedad o depresión. De hecho, indican que si hubiera un torneo de ingesta de estos fármacos los españoles serían los campeones.
En conclusión, en España persiste un serio problema de salud que involucra el padecimiento de ansiedad, trastornos de sueño y el consumo de unos caramelos muy particulares que representan un gravísimo peligro. Estos fatales dulces son las populares benzodiacepinas, un grupo de fármacos psicotrópicos que se venden incluso sin receta. Medicamentos como la lorazepam, el diazepam o el trankimazin son consumidos por muchos españoles para tratar la ansiedad y así poder dormir, sin darse cuenta del peligro que representa la formación de un círculo vicioso que expande la ansiedad y el insomnio