Recientemente se ha producido el descubrimiento astronómico del siglo. Se trata del avistamiento de algo que no debería estar ahí y no debería existir. Estaría ubicado en lo que podríamos llamar nuestro patio trasero, pero a una distancia tan lejana que muy probablemente no se encuentre en la lista de sitios a visitar durante muchísimos años. Aquí explicaremos en qué consiste ese elemento hace poco descubierto y trataremos de dar respuesta a interesantes interrogantes como ¿Por qué no había sido detectado hasta ahora? y ¿Cuáles serían las implicaciones de este hallazgo para el mundo de la astronomía y la exploración del universo?
Como la X ya ha sido utilizada se le ha asignado a este descubrimiento astronómico la variable Y
Gracias al gran avance científico que se ha producido con la creación de herramientas astronómicas, en los últimos años se han registrado notables descubrimientos que superan en impacto los realizados hasta ahora. Sin embargo, estos importantes y asombrosos hallazgos en el campo de la astronomía no han podido ser comprobados.
En otras palabras, en la actualidad se han producido importantes hallazgos pero estos aún se encuentran en la fase de hipótesis. En esencia, se espera que se produzcan más avances a nivel de instrumentos, herramientas y técnicas astronómicas que permitan dilucidar si eso que ha sido detectado ciertamente es lo que se cree.
Uno de los hallazgos que espera comprobación es lo detectado en una de las órbitas de elementos exteriores a Neptuno, dentro de la región denominada Cinturón de Kuiper. Allí fueron detectadas anomalías que podrían indicar la existencia de un nuevo planeta, esto de acuerdo a lo informado por un equipo de astrónomos de la Universidad de Princeton, lo cual se suma a dos que ya habían sido sugeridos.
Gracias al gigante gaseoso y su grupo luminoso el desconocido se mantiene obstinadamente en su sitio
Este nuevo planeta tendría una masa mucho mayor que la Tierra, entre 5 – 10 veces más, y su órbita cubre una distancia muy superior a la que existe entre la Tierra y el Sol, aproximadamente 400 – 800 veces más. Precisamente esta lejanía es lo que ha dificultado su comprobación.
La completa expulsión de este planeta del sistema solar posiblemente fue impedida al principio por la fuerza gravitacional contraria de las estrellas próximas y que se mantendría durante millones de años, modificando así su órbita inicial hasta ubicarse en el punto en el cual se encuentra en la actualidad.
A diferencia del Planeta X que se encontraría a 400 UA, el Planeta Y estaría 100 – 200 veces más alejado del sol que la Tierra, ubicándose próxima a la órbita del gigantesco Neptuno. Asimismo, estaría inclinado 10 grados más en cuanto al plano orbital,. Esta inclinación y su lejanía del sol provocarían un reflejo muy tenue y por ende dificultan su detección.
Desde 1846 han sido vistos los desconocidos y se niegan a marcharse del patio trasero solar
En el Cinturón de Kuiper se encuentran orbitando centenares de objetos y un grupo de investigadores han podido comprobar unos 15° de inclinación en al menos unos 50 de ellos. Entre estos el llamado también «Planeta X» que desde 2016 ha llamado la atención de la comunidad científica astronómica.
Sin embargo, el enfoque sobre la existencia de un noveno cuerpo celeste hasta ahora no descubierto en nuestro sistema solar se inició en 1846, luego del descubrimiento de Neptuno y finalizaría cuando se creyó que el nuevo planeta era Plutón, pero su condición planetaria se disiparía en 2006 hasta 2016 que volvería a tomar relevancia.
En conclusión, solamente se tienen hipótesis para interrogantes sobre el por qué no había sido detectado hasta ahora el objeto conocido como Planeta Y. La hipótesis sobre su formación surge en 2016 y se basa en el hecho de que las trayectorias anómalas de unos 12 objetos en las zonas externas de Neptuno obedece a la influencia de la fuerza gravitacional de este gigantesco nebuloso. Los estudios revelan que este noveno planeta buscado por la NASA fue expulsado debido a las fuerzas neptunianas, pero luego un grupo de estrellas lo atrajo e impidió que se separara del sistema solar. La distancia a la que se encuentra este descubrimiento astronómico del siglo es lo que estaría evitando ser detectado directamente.