Desde que comenzó la tendencia ambientalista y de descarbonización se han estado buscando y desarrollando fuentes energéticas que son limpias, sostenibles y sin emisiones de gases de efecto invernadero. Las más populares son la energía fotovoltaica y la eólica, que aunque requieren grandes inversiones iniciales, la producción es muy barata. Pero ahora España enfrenta un enorme dilema. Veamos cuál es.
La producción de energía renovable por parte de la península
España es uno de los países de Europa que va punteando en lo que a generación de electricidad renovable se refiere. Actualmente ha duplicado su capacidad eólica, además de que ha multiplicado por ocho su generación solar, esto comparando con el año 2008 lo que es un avance muy importante. El sector busca una mayor electrificación de la economía, flexibilizando la red eléctrica para adaptarla a las nuevas fuentes.
De hecho, estas fuerzas combinadas han superado a la nuclear, haciendo factible el cierre de las plantas atómicas. Por otra parte, en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2025 – 2030, el gobierno se ha puesto como meta duplicar la capacidad en renovables para el inicio de la próxima década. Sin embargo, esta situación hace que aparezca un gran excedente que desequilibra la oferta respecto a la demanda.
Un dilema que enfrentará España en un futuro inmediato: demasiada energía renovable
Actualmente, España enfrenta un dilema, ya que tiene un problema originado por una solución referente a las renovables. El mismo consiste en que hay un exceso en la producción de energía verde que el sistema no puede absorber. Así lo demuestran las estadísticas del año 2024 donde se refleja que solo se utilizó el 59,6 % de la energía eólica generada y un 68,7 % de la fotovoltaica.
Esto es debido a los avances tecnológicos en optimización del gasto de energía por los equipos. Si bien el PIB español se incrementó no fue así con el índice de consumo de electricidad, el cual ha tendido a la baja los últimos años. El consumo de 2020 está por encima del 2024 pero, al mismo tiempo, este último es el más bajo registrado desde el año 2003. La demanda energética y la economía siguen caminos separados.
Además de operar con una mayor eficiencia energética, ese excedente también se debe a la suavización de requisitos regulatorios y los subsidios gubernamentales para nuevas instalaciones (y no solo la península tiene este problema sino que ha ido creciendo a nivel mundial). De acuerdo a los expertos, si el desequilibrio entre demanda y oferta se mantiene, los precios de la electricidad podrían bajar demasiado.
Incluso podrían tener un valor negativo. Unos precios equitativos por una demanda que esté más o menos acorde con la oferta es sano para la economía de España, a fin de que resulte este sector atractivo para los inversores. Aun cuando, en principio, los bajos precios energéticos parecieran beneficiar a los consumidores. Adicionalmente, esta situación representa un freno al proceso de transición energética.
¿Cuáles serían las soluciones para enfrentar este excedente de producción de electricidad renovable?
Una solución es ampliar el almacenamiento energético, para ello se deberán instalar baterías de grandes capacidades a gran escala por todo el territorio de España. De esta manera nivelarían la oferta y la demanda de noche llevando esta tendencia a las horas diurnas. Otra práctica resolutoria sería exportar el exceso de electricidad a diferentes países de la Unión Europea que tengan déficit en este sentido.
Como conclusión, España tiene un problema que surgió de una solución: el exceso de producción de electricidad proveniente de fuentes renovables (aunque como contrapartida tenemos esta región de la península que paralizará el transporte por no conseguir el combustible ecológico que necesita). Para solucionar esta situación tiene dos vías: ampliar su capacidad de almacenamiento energético instalando baterías o exportar este excedente a otros países que la necesiten.