En un lugar donde la oscuridad impone sus propias reglas, la ciencia acaba de encontrar una ventana inesperada al pasado marino de Norteamérica. Investigadores vinculados al Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos han identificado en Mammoth Cave (Kentucky) dos especies de tiburones primitvos ya extinguidos, datados en más de 325 millones de años, a partir de fósiles localizados en galerías del parque y en formaciones equivalentes del norte de Alabama.
El hallazgo tiene dos lecturas complementarias. La primera es taxonómica. Una de las especies, Troglocladodus trimblei, constituye un nuevo género y especie descritos a partir de dientes (también juveniles) procedentes de distintas unidades geológicas del sistema de cuevas y de Alabama. La segunda es evolutiva. La otra especie, Glikmanius careforum, empuja hacia atrás en más de 50 millones de años el origen conocido de este grupo de peces cartilaginosos emparentados con los tiburones, lo que obliga a recalibrar el árbol evolutivo de ese linaje.
La noticia, además, no se entiende sin el escenario. Mammoth Cave es el sistema de cuevas más largo del mundo, con más de 400 millas cartografiadas y medidas (unos 640 kilómetros). Que un “archivo” marino de esa antigüedad aparezca hoy bajo un parque interior se explica por la historia geológica de la región. Hace más de 325 millones de años, Kentucky y Alabama estaban cubiertos por ambientes costeros someros conectados con un antiguo brazo de mar que enlazaba territorios que hoy forman el este de Norteamérica, Europa y el norte de África, antes de que el ensamblaje de Pangea cambiara el mapa del planeta.
Un hallazgo que empieza en un diente
La identificación de Troglocladodus trimblei se apoya en su dentición característica, lo que ha permitido distinguirlo de otros tiburones fósiles del mismo periodo. En el comunicado del parque se subraya, además, el carácter casi artesanal del inicio de la cadena científica. El primer ejemplar que condujo a la descripción fue un diente encontrado en 2019 por el superintendente del parque, Barclay Trimble, durante una salida del inventario paleontológico que se desarrolla en Mammoth Cave desde finales de ese año.
Los investigadores estiman que este tiburón alcanzaba entre 10 y 12 pies (entre 3 y 3,6 metros), un tamaño comparable al de un tiburón oceánico de puntas blancas actual. En el caso de Glikmanius careforum, además de dientes, se han recuperado piezas parciales de mandíbula y branquias de un individuo joven, un tipo de preservación poco habitual en peces cartilaginosos y especialmente valiosa para reconstruir anatomía y relaciones evolutivas.
Esta segunda especie, bautizada en homenaje a la Cave Research Foundation, aporta también pistas ecológicas. La forma de la mandíbula sugiere una cabeza corta y una mordida poderosa, adaptada a capturar presas como tiburones más pequeños, peces óseos y ortoconos (cefálopodos de concha) que poblaban aquellos mares someros.
Por qué una cueva conserva un “museo” marino
A primera vista, el hallazgo podría parecer una paradoja. Sin embargo, el Servicio de Parques Nacionales lleva años insistiendo en que Mammoth Cave es un laboratorio natural para la paleontología porque las galerías exponen estratos antiguos y permiten localizar fósiles en lugares remotos que, en superficie, estarían más alterados o directamente inaccesibles. En su síntesis divulgativa, el NPS destaca que allí se ha documentado una de las faunas de tiburones del Misisipiense más diversas de Norteamérica, con al menos 40 especies identificadas (incluidas varias nuevas) y preservación tridimensional de cartílago en algunos casos.
El trabajo se articula a través de un inventario paleontológico en marcha desde 2019. En el comunicado oficial, el parque cifra en al menos 70 las especies de peces antiguos identificadas en más de 25 cuevas y pasajes estudiados. En paralelo, el Museo de Historia Natural de Alabama explica que nuevas campañas y la revisión de colecciones han permitido conectar la fauna de Mammoth Cave con la de la caliza Bangor en Alabama, reforzando una lectura regional del ecosistema marino del Carbonífero.
El propio superintendente del parque resumió el componente cooperativo de este tipo de ciencia con una frase que funciona casi como definición de método. «Cada nuevo descubrimiento en Mammoth Cave es posible gracias a colaboraciones», señaló Trimble.








