Las energías renovables poseen muchas ventajas, pero la principal es que no generan emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que son un arma muy fuerte en la actual lucha contra el cambio climático y el calentamiento global. Pero también presentan desventajas, como por ejemplo algunas de ellas pueden ocupar mucho terreno. Pero ahora el mundo y España pueden despedirse de esta fuente energética con una innovación que cambia las reglas del juego.
Un invento que vuelve a poner en escena una energía denostada, sobre todo en España
La nuclear genera gran cantidad de potencia eléctrica con muy poco combustible, debido a la alta densidad energética de este último. Lo mejor es que es ecológica y sin emisiones de CO2 y otros gases nocivos a la atmósfera, lo que la hace una excelente alternativa a los combustibles de origen fósil. Además, la materia prima utilizada es una fuente que es prácticamente inagotable y su producción eléctrica es muy barata.
Pero tiene una gran desventaja que ha impedido su masificación en muchos países del mundo. La misma se refiere a la generación de desechos nucleares de alta radioactividad que tienen una larga vida de cientos de años. Por lo general, son almacenados en recintos especiales como piscinas que están cerca de las instalaciones nucleares. Esto hace que se prefieran las energías renovables como la eólica y la solar que no producen residuos.
Una solución que hará que digamos adiós a las energías renovables
El Laboratorio Nacional de Argonne, que se encuentra ubicado en el estado de Illinois en los Estados Unidos, ha conseguido una subvención de siete millones de dólares para el desarrollo de un innovador método de transmutación nuclear para los residuos atómicos. Esta lleva por nombre Proyecto Argonne y trata de un sistema subcrítico compuesto por actínidos nanométricos suspendidos y plomo líquido.
Esta financiación fue hecha a través del Departamento de Energía de los Estados Unidos. El proyecto se orienta a la reducción de la vida media, masa y volumen de los isótopos de desechos radiactivos producidos por las centrales nucleares (lo que puede ser complementado por esta forma de disposición propuesta por Francia). Esta disminución se hace utilizando impulso centrífugo.
Lo que marca una gran diferencia con los procesos convencionales ya que no necesita adicionar elementos químicos peligrosos además del riesgo que presenta esta manipulación. La manera de funcionamiento de esta tecnología es iniciando la fusión con un acelerador de protones, después se usa un medio moderador con un manto de plomo líquido y partículas de actínidos nanométricos como curio, neptunio y americio.
Finalmente, son extraídos los productos radiactivos mediante la separación centrífuga. Este sistema divide el tiempo empleado en la acción de control de la radiotoxicidad por un factor de 333 y el volumen de estos desechos por 28. Es un método aplicable en elementos radiactivos para eliminarlos en un tiempo máximo de hasta 30 años. Con esta configuración podemos ir diciéndole adiós a las energías renovables.
Su impacto en el proceso de nuclearización
Este proceso contribuye a la masificación de la energía atómica a través de una serie de beneficios. Entre ellos destaca el facilitar un almacenamiento seguro y más económico debido a la reducción del volumen de los residuos nucleares, siendo una alternativa a los materiales peligrosos a largo plazo como el amianto, que es una de las razones por las que se prefiere el uso de las energías renovables.
En definitiva, con este método de disposición de los residuos nucleares de las plantas cambian en forma drástica las reglas del juego, puesto que hace innecesario el uso de las energías renovables (lo cual significa que, aunque España no la quiera, la energía nuclear se quedará). Este sistema viene a resolver el mayor problema de la atómica como es el almacenamiento del combustible gastado.
