Los desastres, bien sean naturales o los provocados por el hombre, por errores que provengan de la negligencia, impericia o incluso intencionales, siempre pueden ocurrir en el momento más inesperado. Para prevenirlos, cualquier país debe tener el conocimiento de los mismos. Pero no es el caso de España, puesto que está indefensa ante esta catástrofe de la que aún desconoce las causas y por lo tanto ignora a qué se enfrenta.
El gran apagón eléctrico sufrido por la península
Cuando España vivía su vida normal, ocurrió lo inesperado a las 12:33 horas de aquel fatídico 28 de abril todo se vino abajo cuando ocurrió un desastroso apagón que dejó fuera de servicio a la mayor parte del territorio español y a algunas ciudades pertenecientes a Portugal y Francia. El mismo afectó al sistema de transporte masivo de pasajeros y trenes de alta velocidad, así como a los servicios de emergencia.
También afectó a parte de las telecomunicaciones, en aquellas estructuras que no tenían servicio de electricidad de emergencia o que no estuviera disponible. Igualmente resultó perjudicado el sector comercial, industrial y residencial que no poseía sistema de respaldo. En resumen, fueron más de 60 millones de personas dañadas por este evento que tuvo una duración de más de 10 horas cuando se fue recuperando poco a poco.
España desconoce las causas reales, por lo que no sabe cómo prepararse para otro evento similar
El caso es que ha transcurrido más de un mes de este nefasto evento del peor apagón eléctrico en toda la historia y aún no han sido determinadas las causas que lo produjeron y mucho menos los culpables puesto que gobierno y empresas se señalan mutuamente en un “todos contra todos”. Mientras tanto, España sigue indefensa y sin saber cómo prepararse a una posible catástrofe futura porque desconoce a qué se enfrenta.
Inicialmente se había hablado de que su causa principal era la poca inercia de la red eléctrica (sumada a la ineficacia de la energía nuclear por haber sido “envenenada”). Este es un atributo propio que otorgan las gigantescas turbinas que se encuentran en las plantas de generación tradicionales las cuales mientras operan en sincronismo amortiguan la variabilidad de los parámetros, las que se presentan de forma abrupta en la señal eléctrica.
Adicionalmente, se pensó que las energías renovables eran las culpables del incidente puesto que, al estar conectadas con inversores electrónicos a la red, no brindan esta estabilización a las líneas a menos que se acompañen con equipos especializados. Pero, a medida que avanzan las investigaciones, pareciera que esta hipótesis no es la correcta de acuerdo a lo informado por distintos allegados al Senado.
Puesto que la parte técnica de la investigación determinó que, el día del fallo, concretamente en las horas previas el sistema eléctrico de España poseía una inercia de 2,3 segundos la que superaba ampliamente a la norma que recomienda que el mínimo debe ser de dos segundos. De hecho, se ha verificado que en muchos países frecuentemente sus sistemas funcionan con valores inferiores de inercia de 2,3 segundos.
Entonces… ¿las renovables no tuvieron nada que ver?
No tanto así, ya que algunos expertos sostienen que, si bien la escasa inercia que traen las fuentes renovables no fue la causa principal de la falla sí contribuyó con la aceleración de esta cuando España se desconectó del resto de los países. Esto porque al no estar en servicio muchas turbinas generadoras, las demás no fueron capaces de amortiguar fenómenos como las sobretensiones y las centrales se desconectaron por protección.
En conclusión, las causas del gran apagón de España aún no han sido determinadas (aunque puedes estar preparado para el caso de otro apagón masivo). Sin embargo, los primeros señalamientos de que las energías renovables eran las culpables no tienen fundamento, aunque sí agravaron la situación una vez que se presentó. Habrá que esperar el resultado de las investigaciones para poder anticipar otra catástrofe.