La transición energética necesita de algo más que solo fuentes limpias. Necesita de soluciones capaces de almacenar y suministrar energía cuando el sol no brilla o el viento no sopla. Las energías renovables han avanzado a pasos agigantados, pero el verdadero desafío sigue siendo el mismo. Lograr un almacenamiento que sea eficiente, económico y a la vez sostenible a gran escala. Actualmente, continúan los debates sobre el litio, el hidrógeno o otros combustibles sintéticos, pero por detrás, aparece una empresa estadounidense que tiene otra respuesta.
El almacenamiento, el eslabón más débil de la energía limpia
La generación de energía renovable está siendo más eficiente que nunca. El problema está en que el almacenamiento continúa siendo el punto crítico del sistema. Las baterías de litio, tan útiles para vehículos o redes pequeñas, no siempre son adecuadas para industrias que necesitan calor constantemente. Por esta razón, los científicos e ingenieros están buscando otras alternativas que ofrezcan estabilidad y potencia, todo esto sin depender de materiales costosos o contaminantes.
En este contexto, surge una nueva generación de tecnologías que almacenan energía no como electricidad, sino como calor. Este tipo de soluciones, conocidas como baterías térmicas, está ganando terreno en todo el mundo. ¿Qué tienen de particular estas baterías?
Una batería gigante que cambia las reglas
La gran ventaja de estas baterías es que pueden integrarse a fábricas o plantas ya existentes, transformando la energía solar en calor útil. Es así, que en California, la empresa Rondo Energy puso en marcha la batería térmica industrial más grande del mundo. El sistema tiene una capacidad de 100MWh y funciona al 100 % con energía solar. Es decir, no necesita de la red eléctrica ni el uso de gas. Fue instalada en una planta de Holmes Western Oil y se encuentra en operación comercial.
¿Cómo funciona esta enorme batería? Durante el día, los paneles solares la recargan y luego, esta libera calor y vapor de alta presión durante 24 horas seguidas. Luego de diez semanas funcionando, la instalación alcanzó una eficiencia del 97 %, operando a temperaturas superiores a los 1000° C, suficientes para procesos como la fabricación de cemente o refinado de algunos metales.
El secreto está en su diseño. No utiliza litio, ni cobalto, ni compuestos sintéticos. Solo ladrillos industriales y resistencias eléctricas. Almacena el calor en materiales comunes y lo libera cuando es necesario. Esto lo hace sin generar emisiones, ni residuos y sin riesgo de incendio. Según Rondo, el sistema produce tanto calor como unos 10 000 hogares combinados, pero la diferencia está en que no implica un riesgo ambiental.
Industria limpia y replicable: el futuro de las baterías
El impacto de esta tecnología es enorme. El calor industrial representa cerca de el 25 % del consumo energético mundial. Es uno de los sectores más difíciles de descarbonizar ya que mantener temperaturas altas dependía casi únicamente de quemar gas o carbón. La batería térmica de Rondo rompe esta dependencia. Puede cargarse en solo seis horas usando los excedentes de energía solar más baratos y liberar calor durante todo el día. Esto permite reducir de una manera drástica los costos energéticos y proteger a las industrias.
Con esta batería de 100 MWh, Estados Unidos demuestra que es posible almacenar energía limpia sin recurrir a materiales escasos ni procesos contaminantes. Lo que parecía una idea disparatadas hoy se vuelve una realidad industrial comprobada. Si esta batería se replica a gran escala, puede llegar a reemplazar a millones de calderas de gas y eliminar millones de toneladas de CO2 cada año. No es solo un logro tecnológico, representa una nueva manera de pensar la energía en las industrias. El futuro energético nos invita a redescubrir el poder de lo esencial.











