Estudios han comprobado que estos dispositivos tan comunes en las ciudades no solo son dolores de cabeza sino que además provocan hasta un 15% de las emisiones. Pese a que evidentemente estos elementos urbanos pueden ser motivo de conflictos, contaminación e incluso de sanción, no pueden ser eliminados porque su presencia es necesaria y no tienen sustituto. De allí que no existe otra opción sino buscar la manera de disminuir su incidencia contaminante y precisamente acá abordaremos una novedosa estrategia que han propuesto un grupo de investigadores.
Ciertamente son dolores de cabeza y responsables del 15% de la emisión urbana pero necesarios
El nivel de emisiones en las ciudades generalmente se relaciona con la cantidad de flujo vehicular y los tipos de vehículos que normalmente circulan en las diferentes vías. En sí se asume que la alta concentración de vehículos motorizados, especialmente por el uso masivo de combustibles fósiles, es la responsable de la huella de carbono.
Sin embargo, estudios realizados han comprobado que aparte de lo anterior el tráfico en semáforos en las ciudades representa un punto crítico en el flujo vehicular que contribuye significativamente a las emisiones. Esto es debido a que la constante necesidad de detener y reanudar la marcha provoca un aumento en el consumo de combustible y, por ende, en una mayor expulsión de CO2 y otros gases contaminantes.
En este sentido, considerando los resultados del reciente estudio del MIT, los semáforos no solo son dolores de cabeza porque han estado generando tráfico durante décadas en todas las ciudades del mundo, sino también debido a su responsabilidad en la grave contaminación en las grandes urbes.
La eco-conducción es la respuesta a la huella de carbono dejada por las bruscas frenadas
En la investigación del MIT la cantidad de escenarios de tráfico analizados superaron el millón, seleccionándose urbes de Estados Unidos como Los Ángeles, San Francisco y Atlanta. En total 6 mil intersecciones fueron objeto de evaluación y hasta a 33 factores se les atribuyó influencia en la huella de carbono, por ejemplo, condiciones ambientales y antigüedad del vehículo.
Un dato interesante obtenido en el estudio es la atribución a los semáforos e intersecciones de un 15% de la emisión total del transporte terrestre en Estados Unidos. Pero más impactante fue la propuesta planteada para solucionar este problema de contaminación: La eco-conducción.
Esta app te dice a qué velocidad debes ir para no contribuir al calentamiento global
Los investigadores han propuesto una app que ofrece una guía de conducción con el propósito de que se evite la frenada brusca al aproximarse a un semáforo y se pueda establecer una velocidad constante durante el trayecto. Esta propuesta tecnológica implicaría:
- Menor consumo de combustible
- Baja emisión carbónica
- Fluidez vehicular
Mediante esta app se puede conocer la velocidad adecuada que evitaría la frenada o parada innecesaria. Para su implementación debe considerarse el diseño urbano y variar la programación de acuerdo a la calle. En la medida que haya una mayor cantidad de conductores será mucho mejor, basta que un 10% del parque automotor de la ciudad siga las recomendaciones de este sistema de programación, para garantizar que haya hasta un 50% de reducción en las emisiones.
En conclusión, los semáforos pueden considerarse dolores de cabeza para los conductores Eco porque pueden generar tiempos de espera prolongados, contribuir a la congestión y obstaculizar la fluidez vehicular. Sin embargo, el estudio realizado por el MIT les atribuye algo peor: son responsables de generar hasta un 15% de las emisiones en las ciudades. En virtud de ello los investigadores han planteado como solución una propuesta tecnológica basada en la eco-conducción, consistente en una app que ofrece una guía con la que se evita la frenada brusca al acercarse a un semáforo y así fijar una velocidad constante durante todo el trayecto.
