A menudo somos espectadores de un sufrimiento silencioso e inimaginable porque forma parte de una matanza que desde épocas remotas se ha practicado y posiblemente haya muy pocas personas que hayan pensado en el dolor y agonía de quien padece este estresante proceso durante casi media hora.
Hasta 25 minutos de un intenso y silencioso sufrimiento que escapa a nuestra imaginación
El dolor y sufrimiento corporal puede llegar a ser normal en cualquier organismo viviente durante cierta etapa de su vida, por ejemplo al nacer o morir, sin embargo, cuando es inducida o prolongada puede ocasionar una intensa y dolorosa agonía que trasciende la escala o los límites de la imaginación.
En ocasiones el organismo que experimenta un acentuado proceso doloroso no puede comunicarlo o lo hace de manera inaudible o poco visible por lo que puede pasar desapercibido, y esto es lo que sucede en la mayoría de los casos con los peces a quien vemos agitarse bruscamente segundos después de ser extraídos del agua.
Un reciente estudio ha demostrado que la asfixia aérea que experimentan los peces cuando son sometidos a este método común de matanza les ocasiona un grave y prolongado estado de angustia donde suelen perder la conciencia luego de 25 minutos de agonía.
La investigación llevada a cabo con truchas arcoíris y mediante un método que mide el sufrimiento en minutos por kilogramo demostró que estas sufren hasta 25 minutos de agonía tras ser sacadas del agua, llegando a experimentar un intenso dolor que dura aproximadamente 10 minutos luego de la asfixia por aire.
Billones de peces pasan por este amargo trance y a veces frente a nuestros propios ojos
Ese es el acto de sufrir que experimentan más de 2 billones de peces que anualmente constituyen parte de la alimentación de la humanidad, con el agravante de que no solo es esta angustiante sensación de dolor sino la extensa duración que esta puede llegar a tener.
Paradójicamente el pescado azul minimiza el dolor en personas mayores pero para ello este pez generalmente experimenta una matanza dolorosa que puede durar entre 10 y 24 minutos, transcurriendo desde un estado inicial de pánico hasta uno final de pérdida de conciencia, produciéndose las siguientes manifestaciones:
- Colapso de las branquias
- Introducción al estado de pánico
- Jadeo
- Acumulación de CO2
- Agotamiento del oxígeno
- Alteración del pH y bioquímica sanguínea
Entre los métodos de matanza de peces el de asfixia por aire es el más antiguo y común siendo completamente legal en muchos países, y aunque se ha introducido la variante del uso del hielo se ha evidenciado que esto no representa un alivio de la angustia de estos animales porque:
- Ralentiza el metabolismo pero prolonga la conciencia y el miedo
- Provoca daños térmicos a los tejidos
- Incrementa el estrés
La verdad es que el hielo o el súbito golpe podrían acabar con media hora de estresante agonía
Se ha demostrado también que ciertas condiciones anteriores a la matanza representan una contribución significa al dolor y la agonía, como es el caso del hacinamiento inducido, el deficiente transporte y la brusca manipulación, situaciones que muy pocas veces son atendidas.
Para evitar este proceso traumático en los peces se han implementado dos métodos de aturdimiento previo que pueden ser viables, uno es a través del choque eléctrico, el cual según una escala de medición puede producir una reducción del dolor entre 60-1200 minutos por euro cuando su aplicación se realiza en forma correcta.
La otra alternativa consiste en propinar un golpe directamente en la cabeza del pez con el propósito de aturdirlo, el cual aparenta ser muy efectivo, sin embargo, no ha podido ser medida la reducción del sufrimiento o estrés debido a la variación en la intensidad del impacto y la forma de aplicación.
En conclusión, la verdad más aterradora es que esto es lo que sabemos del sufrimiento animal y del silencioso que experimentan los peces cuando son dispuestos para la alimentación mucho menos y hasta ahora poco se ha pensado en llevar a cabo una matanza que no necesariamente implique la prolongación del dolor y la agonía.