Recientemente muchos medios de Asia han hecho referencia a la insistencia de los países de este continente en la búsqueda y uso de ciertos elementos que podríamos llamar tierras negras, es como si se tratara de una adicción o uno de sus peores vicios porque aunque hacen planes de dejar atrás su consumo contrariamente se incrementa.
En Asia han hecho esfuerzos por sustituirlo pero hasta ahora ha sido imposible
Uno de los principales países del continente asiático ha realizado auténticos esfuerzos por explorar y obtener unos raros elementos químicos que han sido denominados tierras raras, porque estos son esenciales en el desarrollo de industrias tecnológicas, lo cual incluye procesadores, baterías, pantallas, entre otros.
Sin embargo, aparte de estos novedosos elementos el desarrollo de las industrias de este país ha estado tradicionalmente vinculada a otro elemento de color negro porque le proporciona gran parte de la energía eléctrica que las infraestructuras y maquinarias necesitan para su funcionamiento.
Este elemento que a diferencia de las tierras raras podríamos llamar tierras negras por su oscuro color ayuda a generar abundante electricidad a bajo coste pero su consumo tiene un significativo impacto ambiental debido a su alta emisión de gases efecto invernadero.
De allí que se hayan realizado planes para sustituir por energías limpias renovables el consumo de estas tierras negras que en realidad se trata del carbón, un combustible fósil de alto poder calórico pero en gran parte responsable de la contaminación causante del cambio climático.
Sigue ganando la batalla a tal punto que estos grandes proyectos no se detienen
China se erige como una potencia en producción energética a base de fuentes renovables pero paradójicamente también va en camino a convertirse en el principal causante del cambio climático mundial con su colosal aumento en la emisión de gases de efecto invernadero, principalmente a través de la combustión del carbón.
De acuerdo a información reportada por medios chinos durante varias décadas el carbón se mantuvo como uno de las principales combustibles para generar electricidad, al punto que para 2016 su consumo se ubicaba entre 50 y 75%, sin embargo, el incremento vertiginoso de la instalación de parques eólicos y solares hizo pensar en su rápida y definitiva sustitución.
Pero nada más lejos de la verdad, pues de acuerdo a datos divulgados en un informe se aprecia que aun cuando se produjo un uso récord de fuentes renovables en los primeros seis meses de este año también hubo un repunte en el uso de carbón para la producción energética.
Datos del Centro de Investigación de Energía y Aire Limpio (CREA) y el Global Energy Monitor (GEM) refieren la producción energética de 21 GW con carbón desde el primer semestre de 2016 hay en marcha proyectos impulsados por tanta energía de este combustible que incluso son equivalentes al consumo total de países como Corea del Sur.
China se aleja cada vez más de la meta debido a la profunda huella de este oscuro elemento
La advertencia sobre estos incrementos energéticos a base de carbón que hace el informe es que estos alejan la meta de huella de carbono que se había establecido para 2030 y fija este combustible fósil como principal dentro de la matriz energética.
A juicio de la analista Christine Shearer, coautora del informe GEM, no hay evidencia de que haya planes en China de disminuir el consumo de carbón en la industria energética, por lo que es muy probable que las emisiones no se reduzcan y se mantenga el uso de este combustible fósil por muchos años.
Por su parte, Lauri Myllyvirta como analista de CREA sostiene que aun cuando entre los años 2022 y 2023 promovió la instalación de estructuras de energías renovables todavía mantiene muchos proyectos carboníferos que se traducen en una abultada incorporación de este combustible fósil a la red energética.
En conclusión, el consumo de carbón en China es como si se tratara de una adicción a las tierras negras y representara uno de los peores vicios de esta colosal potencia de Asia porque aún a sabiendas de los males que produce al ambiente su uso sigue siendo recurrente y no ha podido ser sustituido por estas energías limpias.