En Australia han desarrollado una pintura que promete un cambio profundo en la Tierra, porque no solo tiene la propiedad de lograr un alto reflejo de la luz del sol, sino que además sirve para producir agua. Esta creación representaría una herramienta tecnológica y social importante porque serviría para remediar los problemas de insuficiencia del vital líquido en diversas partes del mundo. Además, si a esto se suma la reflexión que hace de los rayos solares, con la consecuente disminución de la temperatura del entorno, sin duda estamos frente a una innovación prometedora para enfrentar agudos problemas de la humanidad.
Con esta pintura, el equipo de investigadores de Australia está ayudando a crear una nueva Tierra
La falta de agua en muchas regiones del planeta es uno de los problemas más urgentes de atender porque afecta gravemente a las personas y ecosistemas. La escasez de recursos hídricos entorpece el desarrollo de la agricultura, la producción de alimentos y la calidad de vida de las personas.
Por otro lado, los rayos solares que penetran la atmósfera pueden generar diversas consecuencias negativas para el planeta y para los seres vivos en él. De hecho, la radiación solar intensa contribuye al aumento de las temperaturas, lo que puede provocar cambios climáticos severos y alterar los ecosistemas naturales.
De allí que sea una excelente noticia el descubrimiento de una pintura que aborda ambos problemas por parte de un grupo de científicos de la Universidad de Sídney, contando con la colaboración de la compañía emergente Dewpoint Innovations. Se trata de un recubrimiento polimérico nanoestructurado, muy parecido a una pintura.
Dicho material es capaz de producir el enfriamiento de edificios de manera pasiva y además llevar a cabo la captura del agua que se encuentra en el aire y sin que lleve a cabo un consumo de energía. Por lo tanto, ayudaría a combatir la escasez crónica de agua y enfriaría edificaciones, a la vez que reduciría el gasto energético.
El principio de funcionamiento es similar al proceso que ocurre en el espejo del baño
El material creado es un polimérico poroso y el grupo investigador estuvo encabezado por la profesora Chiara Neto. Las pruebas realizadas permitieron comprobar que este tipo de recubrimiento puede disminuir el calor de las superficies hasta unos seis grados centígrados en comparación con el aire del entorno e incluso estando bajo el sol.
Durante el proceso se configuraron las condiciones ideales, haciendo que el vapor de agua de origen humano en la atmósfera sea condensado en pequeñas gotas sobre la superficie enfriada. Es algo similar a lo que ocurre en el cuarto de baño cuando el vapor se condensa sobre la superficie del espejo.
Este material de recubrimiento nanoestructurado, si se aplica como una capa de pintura, puede funcionar de manera dual: 1) reflejando la radiación solar y 2) condensando el agua de la atmósfera sin necesidad de fluido eléctrico. Esto demuestra la capacidad del enfriamiento pasivo para la captación del rocío atmosférico.
Con 12 metros cuadrados pintados al aire libre puedes dejar de pagar la factura de agua
El estudio se desarrolló durante 6 meses en el techo del Centro de Nanociencia de Sídney en pleno aire libre. Durante la experimentación fue recolectado un 32% del rocío anual, comprobándose así que puede ayudar a alcanzar un suministro hídrico sostenible, incluso ante ausencia de lluvias.
Se comprobó que la recolección de agua bajo condiciones óptimas puede ser hasta de 390 ml/m3 diarios; por lo tanto, contando con una superficie de 12 m2, se puede obtener la cantidad suficiente de agua potable para satisfacer las necesidades de una persona.
En conclusión, el descubrimiento de una pintura polimérica porosa que puede reflejar el 97 % de la luz solar y enfriar superficies hasta seis grados por debajo de la temperatura del entorno abre un mundo de posibilidades de transformación. Principalmente, con este enfriamiento pasivo se puede condensar el vapor de agua del aire y recolectar diariamente hasta 390 ml/m². En virtud de ello, puede ayudar a resolver los problemas de escasez de agua en algunas regiones del mundo. Uno de los aspectos más valorados de este sistema creado en Australia es que no se requiere de energía, proyectando esta innovación como una herramienta muy prometedora para contrarrestar los efectos del cambio climático.
