El extraño combustible que «rompe» los coches: el invento español que el mundo no se explica

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Publicado el: 2 de junio de 2024
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Después de la Guerra civil Española, el país se enfrentó una gran crisis económica que afectó entre otras a la industria automotriz. En aquella época resultaba sumamente común que los carroceros extendieran de una u otra manera la vida útil de vehículos viejos al reemplazar sus carrocerías, junto a esto se popularizó el uso de un combustible no muy bien recordado.

Un complejo contexto histórico que llevó a la fabricación de un inolvidable combustible

Tras aquella devastadora crisis, el principal desafío para la industria del automóvil en el país mencionado anteriormente era asegurar el transporte de las mercancías, esto se hacía principalmente a través de camiones. Frente a esta gran necesidad se fundó ENASA, una empresa española fabricante de vehículos de uso industrial, especialmente camiones, a pesar de ello, la producción fue inicialmente limitada.

Debido a la limitada fabricación de carrocerías, muchas pequeñas empresas comenzaron a ofrecer sus propios motores diésel de bajo consumo como un reemplazo para aquellos motores de gasolina de los camiones que sobrevivieron a la previa Guerra Civil. Aquí mismo también se popularizó el uso de gasógeno un combustible alternativo debido a la gran escasez de gasolina de aquella época.

Una antigua apuesta por el combustible que no se ha olvidado aún

En los años cincuenta, los motores Barreiros y Perkins se popularizaron de Gran manera en el sector diésel. Posteriormente, Joan Matacás, se inspiró por este éxito en particular y decidió ingresar en el negocio de los motores de gasoil para vehículos y aproximadamente en el año 1954 creó una fábrica en Sant Feliu del Llobregat.

Antes de que esto ocurriera, Joan Matacás ya tenía experiencia previa con motores diésel para maquinaria agrícola y barcos, y fue esto mismo lo que le ayudó a diseñar nuevos motores para automóviles, aunque su rendimiento no haya sido conocido como el mejor del sector automotriz.

Pues bien, es sumamente importante destacar que uno de los motores diésel más conocidos de Matacás fue el Tipo 932 D, un motor de dos cilindros y dos tiempos diseñado para reemplazar el motor tricilíndrico de las furgonetas DKW. Luego de eso, en 1959, la empresa presentó los motores 904 y 924 de cuatro cilindros, que aunque se anunciaron para maquinaria agrícola, también fueron destinados a taxis.

Estos fueron los problemas que llevaron a la desaparición de Matacás

Como ya mencionamos anteriormente, los motores Matacás no han sido muy bien recordados y es debido a que presentaban varios problemas, especialmente cuando se usaban en coches de uso personal. Aunque eran eficientes en consumo de gasoil, su diseño con solo tres puntos de apoyo en el cigüeñal los hacía menos estables que los motores de la competencia, que tenían cinco puntos de apoyo.

Incluso, la implementación en movilidades de cargas como los camiones, estos motores en cuestión podían invertir su movimiento al calarse, lo que a veces rompía la caja de cambios provocando grandes conflictos entre los conductores, especialmente solía ocurrir en pendientes.

Como era de esperarse, los motores Matacás fueron desplazados de la industria por la competencia, los motores Perkins y Barreiros, pues estos fueron más duraderos en los coches convertidos en diésel en aquella época. Es por esto mismo que resulta verdaderamente extraño encontrar uno de estos motores en la actualidad, incluso se popularizó el dicho «ser más malo que un Matacás”  entre quienes vivieron esa época.

Esto se ha quedó rápidamente en el olvido, siendo solo un mal recuerdo de la época, pues desde entonces la industria automotriz no ha hecho más que solo avanzar progresivamente, favoreciendo considerablemente a los consumidores y buscando el beneficio de los conductores y de los coches en este extenso proceso.