Existen rankings de países considerados como controversiales por diversos motivos y entre ellos se encuentra uno liderado por España. Se trata de uno donde ningún país quisiera estar, especialmente entre los que conforman la Unión Europea. La razón de la controversia se relaciona al nivel educativo poblacional y su relación con los niveles de empleo y desempleo. Algo que deja al descubierto las políticas gubernamentales, errores, fracasos u omisiones que se traducen en una situación preocupante que requiere de medidas urgentes.
Este ranking es controversial porque indica cuánto España ha retrocedido en los últimos años
Los rankings entre países pueden ser abordados desde diferentes perspectivas, por ejemplo, el poder económico, el desarrollo humano o la influencia geopolítica. Sin embargo, una lista de posiciones controversiales en el continente europeo en estos últimos años ha sido el de una condición social donde se evidencia el rezago de desarrollo que ha tenido un país o los próximos retos que deberá abordar.
Se trata de una forma de clasificación que permite medir y comparar el desempeño en una determinada área y que resulta sumamente importante, destacando qué países han avanzado o retrocedido en el tiempo. En otras palabras, es una comparación que refleja de alguna manera el esfuerzo que los gobiernos hacen y su compromiso con el desarrollo socioeconómico.
Una de estas listas de comparación es la del nivel educativo de la población en los respectivos países. Este orden de posiciones es un indicador de la capacidad que tienen estas naciones para generar productividad, innovación y crecimiento económico, ya que a mayor alcance en educación hay más posibilidades de desarrollo en distintos órdenes.
Esto explica el por qué en España a algunos jóvenes se les dificulta obtener empleo
Los grupos jóvenes en España tienen la más baja cualificación en el continente europeo. Evidencia de ello es que en el grupo poblacional entre 25-34 años el 24,2 % tiene apenas la ESO y no continúa estudiando FP o Bachillerato, superando ampliamente a la media de OCDE y UE25, con 12,7% y 11,4 %, respectivamente.
Este nivel educativo poco cualificado les dificulta el acceso al empleo verde y la integración social. Prueba de ello es que el 21% de los jóvenes con al menos ESO no tiene empleo, mientras que solo el 13,7 % han terminado el Bachillerato y el 9,3% no cuenta con estudios superiores.
A nivel cognoscitivo esto se traduce a un 31% de españoles adultos que desconocen cálculos matemáticos básicos, mientras que en la OCDE es de 25%. Por otro lado, de este grupo poblacional en España hay un 32% que no entiende un texto corto y un 35% muestra un bajo rendimiento en la resolución de problemas.
La tentación ha llegado a las puertas de la Universidad y los estudiantes se dejan seducir
En contraste, las tasas de escolarización infantil son considerablemente altas, con un 32,9% de la niñez con edad inferior a 2 años inscritos en programas educativos infantiles formales, superando a la media de 22% en la OCDE. Por lo tanto, el problema de un amplio sector de la población con baja cualificación se presenta en los grados superiores.
De acuerdo con Ismael Sanz, de la URJC/Funcas, esta situación representa un obstáculo para estos jóvenes porque no podrán acceder a un trabajo que les garantice satisfacción. Por su parte, Antonio Cabrales, economista adscrito a la Universidad Carlos III, considera que el problema radica en la tentación que ejerce el mercado laboral, induciéndolos a no continuar los estudios para obtener un empleo.
En conclusión, el hecho de que España lidere uno de los rankings más controversiales de la Unión Europea es algo preocupante. No se trata tanto de la imagen proporcionada por el país cuando se compara con el resto de los que conforman la Unión Europea, sino las implicaciones futuras que contempla los resultados de esta medición. Encabezar la lista de países europeos con menor nivel educativo en su población plantea la necesidad de atender a la posible insuficiencia de recurso humano preparado para enfrentar en un futuro próximo las necesidades de crecimiento económico.