Nadie duda que en la actualidad estemos al inicio de una nueva guerra fría y si el conflicto anterior estuvo protagonizado por Estados Unidos y la extinta Unión Soviética en la actual el nuevo contrincante de los estadounidenses es un país que está empeñado en controlar todo, incluso aquello que está bajo tierra.
La guerra entre potencias ya no es por el territorio solamente sino por lo que está muchos metros debajo
El período de enfrentamiento sin choques militares que se produjo entre las dos potencias mundiales luego del conflicto mundial y hasta la caída de la URSS es lo que se denomina eufemísticamente como guerra fría y en aquel entonces ambas naciones prácticamente buscaban controlar todo los que estaba sobre la faz de la tierra.
Hoy dentro de un nuevo escenario conflictivo los enfrentamientos siguen siendo sin la intervención de fuerzas militares pero igualmente se producen duros encontronazos entre dos potencias y esta vez es por el control de unos elementos estratégicos que se encuentran a muchos metros bajo el suelo.
Se trata de unos elementos conocidos como minerales de tierras raras, los cuales son esenciales para una gran cantidad de tecnologías modernas, como los autos eléctricos y las turbinas eólicas y que China controla en un 90% a través de su capacidad de refinación.
Por consiguiente, la nueva lucha es por la capacidad productiva mundial de metales críticos, siendo este un factor central en la guerra comercial que se desarrolla actualmente entre el gigante asiático y Estados Unidos y uno de los escenarios de la confrontación es el subsuelo.
Quien domine la producción de estos elementos estratégicos dominará todo el planeta
El coloso chino no posee los más grandes yacimientos de tierras raras en el mundo, pero está haciendo grandes esfuerzos exploratorios para encontrar depósitos en su territorio, por otro lado, la mayoría de estos minerales que se extraen en diferentes países es llevada a China para su refinación.
Tierras raras es la denominación que recibe un conjunto de 17 minerales críticos que actualmente son cruciales para el desarrollo de la energía verde, la inteligencia artificial o la industria militar, considerándose por ello como un arma de alto valor geopolítico en la actualidad.
La valoración económica de la explotación de tierras raras no es más alta que la de otros minerales, pues fue de 6 mil millones de dólares el año pasado, sin embargo, posee un altísimo valor en cuanto a la enorme influencia que ejerce sobre diversas industrias vitales para el desarrollo nacional.
De allí que de cara al dominio chino sobre estos valiosos minerales estratégicos en las últimas semanas se han estado produciendo acciones al respecto por parte de empresas de primer orden mundial como Apple o Nvidia e incluso en un futuro próximo mediante la fuerza espacial del Pentágono.
Un mundo convulsionado: Occidente se está moviendo para liberarse de las amarras de Oriente
Estados Unidos está intentando controlar las empresas mineras con la compra de acciones, sin embargo, esto no evita que los chinos sigan teniendo el control sobre la refinación de las tierras raras, pues avanzar en estos procesos necesitará años para dominar la tecnología necesaria y evitar el impacto ambiental.
Avanzando hacia ese objetivo se ha establecido un acuerdo entre el Departamento de Defensa de EE.UU y la empresa MP Materials, propietaria de la mina en Mountain Pass, teniendo como norte la reducción de la dependencia de importaciones de tierras raras en el país.
Dentro del acuerdo se tiene previsto el pago mínimo de US$110 por kilo de las dos tierras raras de mayor demanda, neodimio y praseodimio, por parte del gobierno estadounidense. Estos minerales son fundamentales para la fabricación de imanes de tipo permanente que son utilizados en:
- Teléfonos inteligentes
- Escáner de IRM
- Motores eléctricos
En conclusión, empezó una nueva guerra fría y no es que los contrincantes estén buscando algo bajo tierra sino que además tratan de tener el dominio mundial a través del control de la tecnología que permite explotar y refinar los minerales que se encuentran en todas las minas de tierras raras en cada país del mundo.