Hay diversos elementos que son indispensables para el proceso de transición energética y tecnológica en que se encuentra inmersa la Unión Europea, que a pesar de que se requieren en relativas pequeñas cantidades, pues se hace difícil su consecución lo que tiene a todo el mundo en vilo. En nuestro caso, este mineral solo es producido por un solo país que lo controla y no es amigo del continente. Veamos esta situación.
Un elemento que es indispensable para la transición energética
Este es un mineral que es del grupo metálico, aunque su temperatura de fusión es muy baja, incluso se puede derretir por el calor generado de la mano humana. Por otra parte, su protagonismo estratégico resulta en una gran desproporción respecto a la cantidad que se usa en el mercado. El problema es que la producción mundial es muy baja porque las necesidades que lo involucran también son bajas.
Pero el galio resulta indispensable en la elaboración de compuestos como el nitruro de galio y el arseniuro de galio que sirven para la construcción de supersemiconductores, los que permiten la creación de chips muy eficientes y de gran velocidad utilizados principalmente en la movilidad eléctrica y en aplicaciones militares. Sin embargo, este importante elemento es controlado y suministrado por un solo país en el mundo.
La producción de galio es controlada por un único país
El mismo es un mineral muy importante, tanto para el sector civil como para el militar y el 98,8 % de su producción está en manos de China, un país que no es amigo y quien lo controla fijando los precios a su capricho, ya que el Ministerio de Comercio de China no permite la desviación de este mineral hacia mercados internacionales. Esta medida hace que los precios fuera de su frontera tengan un aumento exagerado.
Mientras que los internos se mantienen muy estables en el tiempo (y es posible que sea uno de los líderes en exportación de este metal por el hallazgo de este gran megayacimiento). De hecho, alegando que por razones de seguridad debe imponer restricciones en la venta, han logrado que su precio se dispare hasta los 725 dólares por cada kilogramo, lo que ha puesto en jaque al sector tecnológico de los países.
Este es un juego de nunca acabar por parte de los chinos, que comenzó sus presiones con las restricciones del litio y después del cobalto aunque con el galio la cosa es diferente y más ajustada, ya que su producción apenas llega a las 760 toneladas métricas anuales y su uso, proporcionalmente, es mucho menor que el de otros metales en los dispositivos, pero es esencial para su funcionamiento.
En otras palabras, sin este mineral el componente es poco menos que chatarra. Es por ello que la guerra geopolítica que mantiene China contra la Unión Europea es constante y no es nueva, como tampoco lo es el hecho de que utilicen elementos críticos como el galio para ejercer presión estratégica, sobre todo para la construcción de los microprocesadores de próxima generación que usan semiconductores.
¿Hay esperanza de que este mineral se produzca en otros países?
Hace años existían compañías en el occidente dedicadas a producir este mineral pero dejaron de hacerlo cuando China copó el mercado con este producto tan barato que dejó de ser rentable. Pero vista la actual crisis, se ha propuesto su reactivación, no obstante, es necesario recuperar el know – how y la experiencia en su procesamiento y refinación, lo que puede tardar años en la preparación del talento humano necesario.
En definitiva, el mundo está en vilo por una posible escasez de este mineral ya que su producción y venta son controladas por China (así como hizo con los coches eléctricos a nivel mundial), pero lo grave es que es un país que no es amigo de Europa. Por otra parte, pudiésemos reactivar la producción en otros países que sean aliados, pero es un proceso que tardará varios años en consolidarse.
