Desde siempre, ver óxido ha sido una mala noticia. Es la señal de que algo se está desgastando, de que el metal está viejo y de que habrá que reemplazarlo, pero ¿Alguna vez pensaste que del óxido se pudiera obtener algo bueno? Pues aunque suene muy extraño, Japón lo está convirtiendo en un gran recurso, pero ¿Cómo es posible esto?
De problema a oportunidad
El óxido es el enemigo número uno de la durabilidad y sinónimo de echar a perder las cosas, por eso, en cualquier fábrica o casa, cuando aparece, se busca eliminarlo inmediatamente, pero en el mundo de la ciencia y la energía, las peores noticias a veces esconden las mejores oportunidades.
Mientras el planeta busca desesperadamente una fuente de energía limpia que reemplace al petróleo, Japón, el país de la innovación, ha puesto su mirada justo en ese material rojizo y común que todos tiramos a la basura: el óxido de hierro.
El óxido de hierro, que está en la tierra y es muy barato, promete ser la solución a uno de los el alto costo para producir hidrógeno verde, pero ¿Cómo puede el óxido, un signo de corrosión y destrucción, convertirse en la pieza clave para fabricar el combustible más limpio del futuro y salvar el planeta?
Japón tiene la respuesta
La respuesta está en un avance de la ciencia japonesa que podría abaratar y acelerar la producción de hidrógeno, abriendo la puerta a una movilidad totalmente libre de contaminación y posicionando a Japón como un líder de la transición energética.
Los científicos del Instituto Nacional de Ciencia de Materiales (NIMS) en Japón han dado un golpe de timón al descubrir que el óxido puede ser modificado para funcionar como un catalizador increíblemente eficiente, un avance tan impresionante como el depósito submarino de Noruega.
Normalmente, para esa reacción se usan materiales súper caros, como el platino y el rodio, que son metales preciosos, por eso, el hidrógeno es tan caro de producir, pero los japoneses usaron algo que ya existe en la naturaleza, un mineral llamado green rust (óxido mixto de hierro).
El óxido modificado es un invento sorprendente, pues funciona como un ‘mini-panel solar’ que absorbe la luz del sol y usa esa energía para liberar el hidrógeno del agua. ¡Y lo mejor es que lo hace a temperatura normal, sin gastar energía extra en calentamiento!
Rendimiento de platino, pero a bajo costo
La gran noticia es que el catalizador de óxido japonés no solo es mucho más económico, sino que en las pruebas ha mostrado un rendimiento igual o incluso mejor que el del platino para producir hidrógeno, pero lo mejor es que el material es duradero y es muy fácil de producir a gran escala.
Este descubrimiento tiene un impacto enorme porque soluciona el gran problema del almacenamiento. El hidrógeno se puede guardar de forma segura dentro de materiales como el borohidruro de sodio (SBH), y el catalizador de óxido permite liberarlo de forma eficiente al agregarle agua.
Una tecnología con gran potencial
Esta tecnología tiene un potencial enorme para el transporte. Actualmente, empresas en Japón, Corea del Sur y países nórdicos ya están probando prototipos de barcos y vehículos que usan hidrógeno guardado en borohidruros.
Con este catalizador, sería posible que pequeñas embarcaciones o carros eléctricos ligeros se recarguen con solo agua y SBH a bordo, sin la necesidad de costosas estaciones de hidrógeno comprimido que son difíciles de instalar.
Sin duda, este descubrimiento es asombroso, pues nos enseña que hasta los problemas más viejos y cotidianos, como la corrosión, pueden convertirse en soluciones geniales para el futuro de la humanidad. Al lograr que el óxido de hierro sirva para crear hidrógeno de forma barata, Japón está haciendo que la energía limpia deje de ser un sueño caro y se convierta en una realidad, justo ahora que nos estamos despidiendo de las fuentes más contaminantes.