Muchos desconocen que frente a las costas de España se encuentra enterrada una de las creaciones de mayores peligros producida por la humanidad, y aunque lleva muchos años sin ser vista es ahora que se están realizando preparativos para conocer su estado actual y la potencialidad de un riesgoso comportamiento.
Los peligros que comprende esta creación humana se encuentran a pocos kilómetros del continente
En el pasado era común que se realizaran procedimientos poco seguros para deshacerse de ciertos residuos, tal vez por desconocimiento de la peligrosidad que estos entrañan, aunado a la ausencia de un marco legal que evitara la realización de este tipo de actividades cuya potencialidad de daño ha sido ahora comprobada.
Actualmente ya ha sido fehacientemente comprobado que este tipo de residuo puede ser altamente dañino para el ambiente y las personas, algo que en el pasado solo formaba parte de una sospecha que fue ignorada en muchos casos conllevando a tener áreas que entrañan hoy en día un gigantesco peligro.
Este es el caso de la zona costera nororiental de Galicia, puesto que a una profundidad de 4 mil metros y a una distancia de 400 kilómetros y a 200 de la costa asturiana fueron arrojadas periódicamente en el pasado toneladas de residuos radiactivos contenidos en 220 mil bidones de metal que fueron revestidos de betún u hormigón.
Estos países creyeron ver en las costas gallegas un depósito de basura peligrosa
Estos bidones han estado expuestos a altas presiones y a los efectos corrosivos del agua de mar, algunos desde 1949 cuando empezó a realizarse esta perniciosa práctica y otros en fecha más reciente, siendo 1982 la última vez que fueron vertidos estos residuos por parte de los siguientes países:
- Bélgica
- Francia
- Reino Unido
- Alemania
- Italia
- Holanda
- Suiza
- Suecia
Los efectos de estos residuos nucleares vertidos fueron estudiados a través de la medición periódica de la radioactividad entre 1977 y la década de los 90. No obstante, no se han realizado controles recientes, por lo que hay un desconocimiento total de la radiactividad en los contenedores de residuos nucleares.
Igualmente se desconoce si efectivamente hay una alteración en este ecosistema marino, en cuanto a la afectación de la biodiversidad y las posibilidades de efectos dañinos sobre las personas, y peor aún, existe un total desconocimiento del estado en que se encuentran estos bidones en la actualidad.
Este proyecto dirá qué tan seguro es aquello que lleva más de 50 años enterrado
A fin de subvertir esta riesgosa situación el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia o CNRS, equivalente al CSIC español, inició el pasado 15 de junio un proyecto denominado NODSSUM con el propósito de analizar estos residuos radiactivos ubicados a 900 km al noroeste de Galicia.
La fase inicial de este proyecto se extenderá hasta el 11 de julio, tiempo durante el cual se cartografiará el área de inmersión localizada al frente de las costas de Galicia, la cual abarca unos 6 mil km², siendo el propósito detectar y medir la actividad de los radionucleidos en el lecho marino y su interacción con este ecosistema.
Tal como señala Javier Escartín, geólogo adscrito al proyecto, la finalidad de la misión es el mapeo y muestreo de las zonas próximas a estos residuos radiactivos con el interés de evaluar el impacto ambiental que estos riesgosos desechos nucleares estarían produciendo frente a las costas gallegas.
Según los resultados que se obtengan en esta fase inicial en la próxima etapa del proyecto es posible que sea movilizado un robot de operación remota o un submarino ROV Víctor o el Nautile, ambos tripulados, con el fin de recolectar muestras en las proximidades del sitio donde yacen los bidones.
En conclusión, para conocer el verdadero estado en que se encuentra uno de los mayores peligros creados por la humanidad que yace enterrado frente a las costas españolas será necesario esperar que culminen ambas etapas del proyecto que actualmente realiza la institución francesa CNRS.
