Un equipo integrado por científicos de Rusia reprodujeron algo que se creía muerto desde hace 32 000 años utilizando una sorprendente técnica y cuyos resultados abren el camino hacia la posibilidad de revivir diferentes organismos existentes en épocas remotas y que por alguna razón se extinguieron ¿Veremos nuevamente a los dinosaurios caminar sobre la Tierra?
Si aún sus rastros están en la Tierra seguramente Rusia los haría volver a la vida
Son muchas las especies vegetales y animales que existieron en épocas remotas como el Pleistoceno que hoy en día ya no están porque se extinguieron por diversas razones asociadas a cambios en su ecosistema y de los cuales solo se tiene una idea de cómo era su aspecto por los restos fósiles encontrados.
Pero qué sucedería si, tal como se hizo en Parque Jurásico la famosa película de Steven Spielberg, se pudiera reproducir la especie extinta con el ADN de sus restos que datan de miles de años. De existir esta posibilidad ¿significaría esto que prácticamente todos los animales y plantas de épocas antiguas ya desaparecidos podrían volver a la vida?
Un artículo científico recientemente publicado detalla como en 2012 un equipo de investigadores rusos, partiendo de una antiquísima semilla que se mantuvo congelada en el permafrost por aproximadamente 32 mil años, pudo regenerar un conjunto de plantas de Silene stenophylla.
El permafrost es una clase de suelo que se encuentra presente en un 15-25% de la superficie terrestre, siendo característico de regiones de latitudes altas y representa un espacio donde se pueden ubicar restos de plantas y animales que desde épocas remotas han estado allí retenidos en una suerte de hibernación.
Esta es una antigua semilla que todavía florece y hasta podría dar espléndidos frutos
El estudio de estas zonas ha permitido a los científicos encontrar desde un mamut en excelentes condiciones hasta plantas antiguas, pero no ha sido suficiente con detectar estos organismos y ahora la audaz iniciativa que han tenido científicos rusos ha sido la de devolverlos a la vida.
La planta que han descongelado es Silene stenophylla y con la iniciativa se ha convertido en el organismo viviente de mayor antigüedad regenerado partiendo de un tejido vegetal. El proceso de regeneración se inició en 2007 cuando fue descubierta por un equipo científico en una madriguera ártica.
Las semillas que habían sido escondidas en hielo del Pleistoceno posiblemente por una ardilla hace miles de años fueron encontradas a una profundidad de 38 m siguiendo la trayectoria del tío Kolymá y cuya edad de 31 800 años fue comprobada mediante la prueba del radiocarbono.
Antes de Silene stenophylla la especie vegetal más antigua que había sido regenerada era la palmera datilera de Israel, en la que se comprobó una data de 2000 años, por lo que la semilla ártica vuelta a la vida mediante la técnica de la clonación basada en cultivo in vitro de tejidos vegetales la supera ampliamente.
¿Qué viene ahora? ¿Acaso Rusia revivirá todo el cementerio que tiene en su hielo ártico?
La técnica señalada arrojó resultados satisfactorios en cuanto que se produjo una formación perfecta de las flores blancas, las plantas resultaron fértiles y las semillas germinaron en un 100%, constituyéndose en un hito en cuanto a sobrevivencia de un fenotipo de la era de hielo que se creía desaparecido.
Las causas de su desaparición también fueron estudiadas, encontrándose que posiblemente se trató de una adaptación del organismo vegetal a las duras condiciones de esa época remota o la pérdida de un rasgo evolutivo de estas semillas que fueron encontradas durante la excavación en depósitos siberianos de hielo.
La forma como las semillas quedaron congeladas y mantenidas en el hielo de las madrigueras utilizadas por las ardillas para hibernar le dio a los científicos de Rusia el chance de obtener valiosas evidencias biológicas que posteriormente ayudara a obtener la clonación de tejidos vegetales.
En conclusión, la regeneración obtenida por el grupo de científicos de Rusia de esa especie vegetal que se pensaba muerto desde hace 32 mil años empleando restos de sus tejidos congelados en el permafrost permite avizorar los posibles avances en el futuro en cuanto a la reproducción de animales y plantas con flores o sin ellas hoy desaparecidos.