En España desde los años 90 se está produciendo un proceso de transición que la comunidad internacional sigue en detalle y aúpa comprendiendo que el avance en esta transformación significa un mundo verde del cual se estima ya alcanza el 90%. Veamos como han sido los pasos de esta benéfica y progresiva evolución.
Así se inició un proceso de transición que lleva tres décadas pasando de negro a verde
Mirando hacia atrás se observa como la preocupación por el ambiente y la muerte lenta a la que está sometido el planeta por el uso de elementos dañinos ha llevado a instancias gubernamentales, compañías y particulares a buscar desde hace tres décadas en la naturaleza aquello que necesita la humanidad con urgencia y que no produzca residuos dañinos.
El uso de combustibles fósiles con carácter industrial en España se remonta al siglo XVIII con proyectos como el de Ferrocarriles de Utrillas o el de Samca, los cuales fueron alimentados con carbón, al igual que las centrales de energía termoeléctricas de Andorra y Aliaga, y la valoración de los efectos dañinos provocados al ambiente por el consumo de estos dio inicio a la transición energética.
Una de las primeras iniciativas fueron las instalaciones eólicas de La Muela a cargo de Endesa en 1994 que contaba con aerogeneradores de una altura de 31 metros, pero luego se colocaron de 160 m en el proyecto llevado a cabo por Forestalia en el Maestrago, que contó con el financiamiento del fondo CIP de Dinamarca.
Estos han sido los protagonistas del tránsito de las comunidades españolas por los caminos verdes
En los 30 años que se lleva en Aragón incentivando la transición energética se han producido diversos proyectos que han llevado a esta región a ubicarse a nivel nacional en la quinta posición dentro del grupo de las que mayor generan energía renovable y en el segundo lugar respecto a la producción energética eólica, detrás de Castilla y León.
La capacidad de energía renovable de la provincia alcanza los 8253 MW y se espera que sea el doble para 2030, mientras que la producción hidroeléctrica limpia es de 1331 MW dentro de una potencia instalada total de 15 600 MW, que para tener una idea de la magnitud de esta capacidad basta saber que es 13 veces superior a la de Andorra por combustibles térmicos.
Hay una lista extensa de compañías que han participado en los diferentes proyecto de energías limpias en España, entre grandes multinacionales como Repsol, Iberdrola, Ignis o Galp, así como de la propia Aragón como Samca o Atalaya, quienes siguen apostando por hacer transitar a la comunidad aragonesa y española por un verde sendero.
Mientras la era del combustible negro llega a su fin las energías verdes repuntan
Un punto de quiebre del consumo de carbón se produjo hace casi 5 años, exactamente el 6 de junio de 2020 cuando se cerró definitivamente la planta térmica de Andorra, aunque el declive de la minas de carbón y el despegue de las energías renovables se ha producido paulatinamente en la última década.
Las energías renovables se siguen afianzando en Aragón, tal como lo demuestra el crecimiento de 6,8% que tuvo la producción eólica y solar el año pasado en comparación con 2023, generándose un total de 19 442 GW en 2024, lo cual marca un hito dentro de la evolución que ha tenido esta transición.
El aumento de las energías renovables en esta región de España obedece especialmente al auge que han tenido las instalaciones hidráulicas, asociado esto a la prolongación de la temporada de lluvias que condujeron a un 64,7% en la producción energética por esta vía, mientras que la solar derivada de las placas fotovoltaicas subió a 7,6%.
Atendiendo a los registros efectuados por Red Eléctrica y analizados por Opina 360 en el informe del Observatorio de Energías Renovables de Foro Sella se argumenta que el incremento en estas dos fuentes energéticas renovables ha compensado la disminución de 4,6% registrada en la energía eólica.
En conclusión, la transición energética fue iniciada por la comunidad española en los años 90 como ejemplo para el mundo y al día de hoy, de acuerdo a diversos registros, ya alcanza el 90% de producción de energía sostenible, lo que sin duda representa un hito dentro de las metas ambientalistas.
