Recientemente un equipo de científicos desarrolló un material extraordinario que promete ser clave para el bienestar de la humanidad en los próximos años. Se trata de una especial innovación que sorprende por su unicidad y ya está empezando a dar mucho que hablar, sobre todo debido a las excelentes aplicaciones que tendría en diversas áreas. Además del uso potencial de este nuevo elemento llama poderosamente la atención su configuración estructural, los principios en que se basa su funcionamiento y quiénes han sido sus desarrolladores, detalles que te sorprenderán.
Con este material cada persona en el mundo representa la posibilidad de convertirse en una batería
Una de las necesidades más acuciantes y crecientes de la humanidad es la energía. No se concibe un futuro promisorio para las próximas generaciones sin que esté asociado con la obtención de fuentes energéticas abundantes y económicas. De allí que en esa dirección se oriente mucho del esfuerzo científico realizado en los últimos años.
En este contexto se han producido diversos estudios y proyectos que han derivado en el desarrollo de energías, sobre todo limpias y renovables, buscando encontrar esa tan ansiada fuente energética que sirva para alimentar eficazmente las industrias y los hogares con sostenibilidad y a bajo coste.
De allí el interés por un descubrimiento efectuado por científicos chinos, quienes han sorprendido al mundo con una innovación que representa un fantástico avance en el desarrollo energético. Se trata de una banda elástica capaz de transformar el calor corporal en energía eléctrica. Estamos hablando del primer dispositivo portátil capaz de cargarse automáticamente con energía generada por el cuerpo humano.
Si te esfuerzas estirándola al máximo y de manera frecuente tal vez podrías cargar tu coche
Es una pulsera capaz de convertir el gradiente térmico constante en energía eléctrica que puede destinarse a la alimentación de dispositivos de baja potencia. Está elaborada con un material que alcanza un estiramiento máxima de 850% de la longitud original y una recuperación de su forma en un 90%.
La asociación entre elasticidad y conductividad es uno de los principales puntos que resalta de este material ideado, porque esto se traduce a la conducción de electricidad sin pérdida significativa de potencia cuando es sometido a una tensión mecánica. En otras palabras, conduce más electricidad en la medida que se estira.
Según Lei Ting, miembro del equipo investigador de la Universidad de Pekín, el dispositivo térmico creado se dobla, estira y adhiere a la piel, resultando cómodo en su uso. Su funcionamiento radica en el principio termoeléctrico que establece la generación de energía partiendo de la diferencia entre la temperatura del aire y la corporal debido a un golpe de calor.
El secreto chino: Entre más calor corporal y más frío está el ambiente mejores son las lecturas
Aunque ya existían materiales termoeléctricos en estos solo se ha obtenido flexibilidad pero no elasticidad real, necesaria en objetos adaptables al movimiento corporal. La combinación de un polímero semiconductor con caucho elástico dio como resultado un material híbrido conformado por una red de nanofibras que puede estirarse y mantener la propiedad conductiva eléctrica en un alto valor.
Ha sido aprovechado el contraste entre la temperatura humana corporal de 37 °C y la del ambiente, oscilante entre 20 y 30 °C, siendo un diferencial suficiente para la generación de energía eléctrica cuando hay material disponible. Podría utilizarse en las áreas de telemedicina a través de camisetas inteligentes y pulseras o bien para monitoreo ambiental.
En conclusión, la creación de este material único en el mundo se traduce en un aporte de sostenibilidad al contribuir en la reducción del uso de baterías de litio, cuya acumulación representa un creciente problema de contaminación. En esencia, esta banda elástica creada por científicos chinos es capaz de transformar el calor corporal en energía eléctrica en la medida que se produce su estiramiento. De allí que se considere la clave para el futuro de la humanidad, considerando que pueden ser millones las personas en todo el planeta que no les importe prestar la temperatura de su cuerpo para generar electricidad.