El cambio climático preocupa cada vez más —ya viste la popular práctica ecologista que la Unión Europea va a prohibir—. Como resultado, han surgido numerosas iniciativas que pretenden darle solución; algunas de ellas, desesperadas. Es el caso de una que hemos conocido hace poco y que involucra, nada más y nada menos, que a las serpientes. ¿Sabes de qué te estamos hablando? Te vas a quedar en shock.
El cambio climático tiene una solución, pero no nos atrevemos
El cambio climático es uno de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad en la actualidad. Los gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano están calentando el planeta a un ritmo alarmante. Para evitar una catástrofe, es imperativo reducir drásticamente las emisiones.
Una de las principales fuentes de emisiones es la ganadería, específicamente la cría de vacas, cerdos y pollos. Sus flatulencias y estiércol liberan enormes cantidades de metano. Una solución controversial que se ha propuesto es reemplazar la carne de res, cerdo y pollo con carne de serpiente.
Las serpientes emiten muy poco metano en comparación y requieren menos recursos para criarlas. Aunque culturalmente es un cambio radical, comer más serpientes podría ayudar a frenar el cambio climático. Como te puedes imaginar, hay argumentos tanto a favor como en contra.
Las serpientes podrían ser la clave: por qué nadie se lo había planteado antes
La cría de ganado vacuno es una de las principales causas de emisiones de gases de efecto invernadero. Las vacas producen metano como parte de su digestión, el cual es un potente gas de efecto invernadero. En contraste, la cría de serpientes tiene un impacto ambiental mucho menor.
Las serpientes son ectotérmicas, lo que significa que regulan su temperatura corporal a partir del ambiente y no generan calor corporal como los mamíferos. Esto resulta en un metabolismo más lento y menores requerimientos alimenticios. Además, al ser carnívoras, su dieta no requiere cultivos agrícolas extensivos.
Sustituir el consumo de carne de res por carne de serpiente reduciría drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero de la industria ganadera. La huella de carbono de producir un kilogramo de carne de serpiente es 100 veces menor que la de producir un kilogramo de carne de res.
Si una parte significativa de la población mundial cambiara su dieta, el impacto ambiental sería muy positivo. Está claro que no es una drástica modificación que solo tú debieras hacer, sino que es un proceso que llevaría años. Bueno, incluso décadas, si tenemos en cuenta lo que cuesta adoptar el veganismo en la sociedad.
El problema es social, cultural y también psicológico: lo que podría pasar
La gente tiene muchas objeciones a comer serpientes, principalmente por razones culturales. En la mayoría de las sociedades, las serpientes tienen connotaciones negativas y se ven como peligrosas o venenosas. Incluso en culturas donde se consumen serpientes, como en Asia, es un plato poco común que genera rechazo.
A nivel psicológico, los humanos tendemos a sentir aversión hacia los reptiles. Su apariencia alongada, escamosa y sin extremidades provoca miedo y repulsión en muchas personas. Es un instinto primario difícil de superar. También existe un rechazo por la textura de su carne y, por supuesto, por cómo se procesan.
Igualmente, no forma parte de la dieta tradicional de la mayoría de los países. Introducirlas significaría cambiar hábitos arraigados durante generaciones. Aunque su consumo podría aumentar lentamente, es poco probable que las serpientes lleguen a ser una fuente de proteína masiva y culturalmente aceptada.
Como ves, la relación entre cambio climático y serpientes podría ser más estrecha de lo que podríamos pensar —y no nos referimos a que esta especie lo vaya a sufrir por nuestra culpa, que también—. La clave está en imitar el mismo mecanismo natural, algo que hemos hecho en anteriores ocasiones y te hemos contado. Si te preocupa su veneno, imagínate el que han encontrado en esto que tomas todos los días.