Los coches de hidrógeno llegan cuando toda la sociedad había comprendido que el futuro estaba en los eléctricos. No obstante, también han sido objeto de polémica por los problemas que el sector había estado escondiendo hasta ahora. El que se acaba de descubrir es tan gordo, que impedirá que veamos más vehículos de este tipo en las carreteras por el momento (como está sucediendo con los Tesla este invierno).
¿Veremos más coches de hidrógeno a partir de ahora? Lo que dicen los expertos
Las expectativas para los coches de hidrógeno son ambiciosas. Se proyecta que para 2030, más de 5000 de estos vehículos circularán solo en España. El Pacto Verde Europeo respalda esta visión, estableciendo que, para 2035, todos los vehículos nuevos deben ser cero emisiones-
Aunque muchas marcas invierten en modelos eléctricos de batería, algunas apuestan por el hidrógeno debido a la diversificación tecnológica y la previsión de una futura paridad de precios con los coches eléctricos. ¿Crees que la acabaremos consiguiendo?
Sin embargo, la transición hacia una movilidad más limpia no es tan sencilla. En el panorama actual, los coches de hidrógeno compiten con otras tecnologías, principalmente los vehículos eléctricos con batería y los de gas natural licuado.
Todas las marcas están centrando sus esfuerzos en el desarrollo de modelos eléctricos de batería, pero la pregunta persiste: ¿los coches de hidrógeno lograrán ganar terreno en la carrera hacia la sostenibilidad? Tenemos nuestras dudas, y ahora vamos con el motivo.
El problema sin resolver de los coches de hidrógeno: es grave y complejo
A pesar de las proyecciones optimistas, los coches de hidrógeno enfrentan un obstáculo significativo: la infraestructura de recarga. La reciente decisión de Everfuel en Dinamarca de cerrar sus estaciones de servicio de hidrógeno debido a la falta de demanda ilustra este desafío.
Aunque el repostaje de hidrógeno es rápido y similar al de un vehículo convencional, la limitada infraestructura y el precio variable del hidrógeno son barreras que aún no se han superado completamente.
El proceso de repostaje de un coche de hidrógeno es, en teoría, sencillo y rápido. Tan solo te llevará entre 3 o 5 minutos para recargar el depósito de hidrógeno, y el proceso es similar al de un coche convencional de gasolina o diésel.
Solo se necesita enchufar la manguera, activar el seguro, apretar el botón de inicio de recarga y esperar a que termine. Sin embargo, la realidad es que la infraestructura para llevar a cabo este proceso es limitada, y la experiencia del usuario puede variar considerablemente según la ubicación.
El precio del hidrógeno tampoco es fijo y varía, al igual que los combustibles fósiles y el gas. Aunque ha experimentado una reducción en comparación con años anteriores, sigue siendo un factor determinante para la adopción masiva de coches de hidrógeno.
La infraestructura para coches de hidrógeno en nuestro país, pobre y escasa
Aunque los coches de hidrógeno ofrecen una autonomía significativa y tiempos de repostaje rápidos, la infraestructura en España sigue siendo su talón de Aquiles. Lo cierto es que tenemos solo nueve estaciones de servicio de hidrógeno en el país y la mayoría de ellas de acceso limitado.
Esta realidad contrasta con los ambiciosos objetivos de la Hoja de Ruta del Hidrógeno para 2030. La transformación del sector del transporte pesado se encuentra en fase embrionaria. Sin embargo, la intensa actividad legislativa de Europa va a cambiar de manera inminente.
El mayor impulso proviene del paquete de medidas Fit for 55, un conjunto de normas diseñadas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al menos un 55% para 2030. El objetivo es establecer obligaciones de innovación para las empresas (y que no se guíen solo por competitividad).
Los coches de hidrógeno estaban muy cerca de arrasar en nuestras carreteras (e incluso de sacar a los eléctricos). Sin embargo, este contratiempo se acaba de imponer cuando nadie se lo esperaba y desde el sector ya pensaban en hacer su agosto. ¿Qué sucederá a partir de ahora? Lo que ha hecho esta empresa de camiones nos permite vislumbrar un poco el futuro cercano, y no es optimista.