El combustible que usamos continúa en el epicentro de la movilidad sostenible. Durante estos días, hemos hecho increíbles descubrimientos, como estos coches con motores de avión que circulan por las carreteras. Sin embargo, todavía tenemos algo más impactante por delante: este es el nuevo que han inventado y cuyo nombre te costará aprender: lo producen las plantas, y podría ser la clave para la descarbonización.
Un combustible cuyo nombre te costará aprender: así es el etanol celulósico
El etanol celulósico se utiliza principalmente como biocombustible para automóviles y otros vehículos. A diferencia del etanol convencional que se obtiene del maíz, caña de azúcar y otros cultivos ricos en azúcares, el etanol celulósico se produce a partir de la celulosa de materiales como residuos agrícolas.
Igualmente, es posible obtenerlo de bosques gestionados de forma sostenible, hierbas y otros cultivos no alimentarios. Una de las aplicaciones más interesantes del etanol celulósico es como biocombustible para la Fórmula 1 y otros deportes de motor.
Desde 2011, la Fórmula 1 permite un contenido de etanol de hasta un 85 % en el combustible. Esto reduce notablemente las emisiones contaminantes respecto a la gasolina convencional. Algunos equipos ya utilizan mezclas con un 30 % de etanol celulósico en sus monoplazas.
Se espera que este porcentaje aumente en los próximos años, convirtiendo a la Fórmula 1 en un referente en la transición hacia combustibles más sostenibles. Otros deportes de motor como MotoGP, rally y Nascar también están adoptando el etanol celulósico como alternativa más limpia a los combustibles fósiles.
España podría liderar la transición hacia un nuevo combustible: todos los detalles
España tiene un gran potencial para la producción de etanol celulósico gracias a la abundante materia prima disponible. Cada año se generan alrededor de 15 millones de toneladas de residuos agrícolas que podrían utilizarse para producir biocombustibles.
En los últimos años ha habido varios proyectos e inversiones para desarrollar esta industria en España. En 2010, Abengoa anunció la construcción de una planta de demostración de etanol celulósico en Babilafuente (Salamanca) con una inversión millonaria y una capacidad de producción de 5 millones de toneladas.
Otras empresas como Bioetanol Galicia también tienen proyectos para construir plantas de etanol celulósico en Galicia, Andalucía y otras regiones españolas. Se estima que se necesitarían inversiones por valor de 900 millones de euros para poner en marcha una docena de plantas con una producción total de 500 millones de litros al año.
El futuro del etanol en coches, todavía más prometedor: esto es lo que podría suceder
El etanol celulósico tiene un gran potencial para sustituir parte del consumo de combustibles fósiles en el transporte durante las próximas décadas. Los principales objetivos son aumentar su producción y consumo de forma sostenible (imprescindible que sea de este modo para no caer en el mismo problema, claro está).
La Agencia Internacional de la Energía prevé que la producción mundial de etanol celulósico pueda alcanzar los 10 000 millones de litros en 2030. Esto supondría alrededor del 2% del consumo mundial de gasolina. Otros estudios apuntan a un potencial de producción mucho mayor si se desarrolla toda la capacidad productiva.
Para alcanzar estos objetivos es clave que los gobiernos establezcan políticas de apoyo e incentivos económicos. También es necesario que la industria siga invirtiendo en investigación para mejorar la eficiencia y reducir los costes, sobre todo, para descarbonizar el sector del transporte.
Imagínate el etanol en coches, sustituyendo a corto plazo a la gasolina y dejando la vía libre para la electricidad y el hidrógeno. Está claro que necesitamos soluciones a corto plazo que apoyen la transición hacia las que sean verdaderamente renovables. Otra que queda más lejos, aunque no por ello es menos prometedora, son estas baterías que funcionan con el movimiento del mar. ¿Las habías visto?