La movilidad sostenible está avanzando, aunque en ocasiones nos encontramos obstáculos por el camino. Lo vimos con este tren tan futurista que solo funciona en La Luna, y ahora lo comprobamos otra vez. Descubre el motor de la II Guerra Mundial que se pone en marcha con un combustible tan futurista. De hecho, lo es tanto, que justo lo acabamos de descubrir y estamos empezando a generarlo.
El motor que ha conseguido lo imposible: así ha viajado en el tiempo
Los avances tecnológicos a menudo vienen de adaptar y mejorar diseños antiguos. Un claro ejemplo es el reciente proyecto para modificar un motor de avión de la II Guerra Mundial para usar hidrógeno como combustible. ¿No te parece un invento asombroso y tecnológicamente puntero?
Este prototipo, originalmente diseñado hace más de 70 años, fue modificado por ingenieros modernos para funcionar con un combustible totalmente nuevo y más limpio. El resultado es uno centenario con tecnología de punta, listo para impulsar vehículos del futuro.
El original que sirvió de base para esta modificación fue uno de avión utilizado durante la Segunda Guerra Mundial. Se trata de uno radial de 28 cilindros desarrollado por la compañía Pratt & Whitney en los años 30 y que se llegó a utilizar para el conflicto bélico por su gran estabilidad.
Un motor de 5 metros que lo cambió todo: ha sobrevivido casi un siglo después
Este motor, conocido como R-4360, fue uno de los motores de avión más grandes y potentes utilizados durante la guerra. Fue montado en varios bombarderos pesados estadounidenses, como el Boeing B-29 Superfortress y el Consolidated B-32 Dominator.
El R-4360 destacaba por su enorme tamaño, con un diámetro de casi 5 metros. Utilizaba una configuración radial poco común de 28 cilindros refrigerados por aire dispuestos en cuatro hileras. Era capaz de generar una potencia de entre 2.500 y 3.800 caballos de fuerza, dependiendo de la variante.
En su época, representaba la máxima potencia disponible para la aviación militar. Su gran empuje permitía impulsar las enormes aeronaves militares cargadas con toneladas de armamento. Sin embargo, su complejidad y altos requerimientos de mantenimiento lo volvían poco práctico para la aviación comercial.
Así han resucitado este motor: ahora es de hidrógeno, y podría usarse en coches
La empresa Achates Power, con sede en California, fue la encargada de modificar este motor de la Segunda Guerra Mundial para usar hidrógeno como combustible. Lo hicieron, precisamente, para demostrar cómo no solo hay que crear nuevos prototipos, también investigar y mejorar los que ya tenemos.
Achates Power, fundada en 2004, es una compañía que se especializa en el desarrollo de motores de combustión interna de dos pistones opuestos. Su objetivo es mejorar la eficiencia de los motores para reducir las emisiones contaminantes, que es lo que nos interesa en este sentido.
Los ingenieros de Achates Power tomaron el antiguo motor Junkers y lo modificaron para que pudiera funcionar con hidrógeno en lugar de combustibles fósiles tradicionales. Realizaron cambios en el sistema de inyección, lubricación y otras partes para adaptarlo al hidrógeno.
Las pruebas demostraron que el motor puede funcionar de manera estable y confiable con hidrógeno. Alcanzó una potencia máxima de 135 caballos de fuerza, similar a la del motor original. Sin embargo, las emisiones de gases contaminantes fueron prácticamente nulas, cumpliendo con los estándares más estrictos.
Como ves, este motor puede tener décadas a sus espaldas, pero solo funciona con hidrógeno, del que seguimos sin buscar la clave para producir en las cantidades masivas que necesitamos. Quizá sea porque estamos descubriendo combustibles más interesantes, como el de este coche que funciona con el movimiento de las mareas. ¿Vamos de camino hacia la movilidad del futuro? Al menos, estamos cerca.