La Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica, considera que la obstinación del tándem Soria-Nadal por mantener el modelo energético sugerido por FAES (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales)
Anpier, se suma a la petición del Gobierno de Herrera y solicita la dimisión del Ministro Soria y, además, de su Secretario de Estado, Alberto Nadal, por desarrollar una normativa en materia energética que está resultando contraria al interés general de un país que podría beneficiarse de las ventajas competitivas de las energías renovables, optando por un marco legal que sostiene el status quo de las grandes compañías eléctricas, que se benefician de un sistema que, a juicio de la Unión Europea, sobre retribuye las tecnologías nuclear e hidráulica[i].
La Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica, considera que la obstinación del tándem Soria-Nadal por mantener el modelo energético sugerido por FAES (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales) y por las empresas eléctricas que conforman el oligopolio -basado en el uso de tecnologías de generación del siglo XIX y XX- supone una rémora para la economía española que costará décadas superar y una oportunidad perdida de colocar a España a la vanguardia de las economías desarrolladas.
Mientras que las grandes potencias internacionales han transformado sus modelos de producción energética, potenciando las tecnologías de producción renovable: eficientes, respetuosas con el entorno y autóctonas; en España se mantiene un modelo basado en el combustible fósil, letal para el medio ambiente y la salud, y en generación nuclear, un riesgo sólo explicable desde la perspectiva del lucro pantagruélico de unas pocas empresas.
En España, al margen de las consideraciones de salud pública y medioambiental, que deberían ser las primeras a contemplar, la importación de combustibles fósiles devora un volumen superior al que ingresa el sector turístico. Si se toman datos de 2012, una año sin efectos anómalos extremos para ninguno de los dos ámbitos, nos encontramos que el volumen de gasto de viajeros que visitaron nuestro país se situó en los 43.419 millones de euros[ii]; mientras que en el mismo periodo se destinaron más de 60.000 millones de euros a la importación de energía[iii]. Todo lo ingresado del exterior por nuestro sector estrella, el Turismo, retorna, como si de un saco roto se tratara, allende de nuestras fronteras.
La balanza comercial española es estructuralmente deficitaria a causa de nuestra ya inexplicable dependencia energética. Si uno de los principales activos de la economía española, el Sol, se utilizará también para la generación intensiva de energía, a los ingresos del sector turístico no habría que restarle un montante muy superior para importar una energía que se podría producir en territorio español, generando, además, empleo y riqueza.
En Europa, tras Alemania, Italia y Gran Bretaña, Francia acaba de aprobar una Ley de Transición Energética para cambiar drásticamente su modelo energético, promoviendo las fuentes renovables, el transporte limpio y la edificación sostenible, sobre la premisa de que, además de las bondades medio ambientales perseguidas, generarán un nuevo mercado tecnológico con más empleo y mayor competitividad[iv].
El Presidente de Anpier, Miguel Ángel Martínez-Aroca, augura que «Las 62.000 familias productoras de energía solar fotovoltaica han sufrido una imposición normativa aplicada sin diálogo ni contemplaciones, un proceder soberbio que añade dolor a la debacle económica de cerca de 500.000 españoles».
[i] CE en su informe numero 310
[iii] http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/02/03/actualidad/1359918625_075380.html
[iv] http://elpais.com/m/internacional/2015/05/26/actualidad/1432662106_225187.html