Europa valida su próximo gran motor de combustible sólido para reforzar Ariane 6 y Vega-C
El P160C supera la revisión de calificación tras la prueba de fuego de abril y abre la puerta a más capacidad de carga y mayor cadencia industrial
La Agencia Espacial Europea (ESA) ha dado por superada la revisión de calificación en tierra del P160C, el motor de propulsión sólida que aspira a convertirse en una pieza común en los lanzadores europeos Ariane 6 y Vega-C. El visto bueno llega después de meses de análisis de datos tras la prueba de fuego realizada el 24 de abril de 2025 en el Puerto Espacial Europeo, en la Guayana Francesa, y consolida una de las principales apuestas de la agencia para ganar rendimiento y competitividad en un mercado dominado por actores privados y una demanda creciente de lanzamientos.
El P160C es una evolución del P120C que hoy equipa a Ariane 6 como propulsor lateral y a Vega-C como primera etapa. La mejora se traduce en un motor un metro más largo y con más de 14 toneladas adicionales de propelente sólido, una diferencia que, según la ESA, permite elevar la capacidad de carga útil y ampliar el margen operativo de ambas familias de cohetes.
El mensaje de la agencia es también político e industrial. Europa necesita asegurar un acceso autónomo al espacio con una cadencia sostenida, algo que se ha vuelto más visible en estos dos últimos años con el regreso de Ariane 6 y el esfuerzo por estabilizar el calendario de los lanzadores medianos y ligeros. En paralelo, la demanda de satélites de observación y meteorología, clave para el seguimiento del clima, está empujando a las instituciones a blindar la cadena logística espacial, como se vio con el lanzamiento del Sentinel-1D del programa Copernicus y con misiones de vigilancia ambiental como MetOp-SG A1.
Motor P160C y salto de potencia
La prueba de abril se ejecutó en el banco BEAP operado por la agencia espacial francesa (CNES) y consumió todo el propelente, replicando el perfil de un lanzamiento real. Esa campaña de ensayos, más el examen posterior de expedientes técnicos, desemboca ahora en una calificación que habilita el paso de un desarrollo prolongado a la fase de producción y uso en vuelo.
La ESA resume el hito con una lógica clásica de ingeniería espacial. “Superar la revisión de cualificación siempre es un hito importante en el diseño espacial”, afirma Alessandro Ciucci, director del programa para el P120C y el P160C, en un comunicado en el que subraya que equipos independientes han validado los datos y la solidez del diseño.
En lo industrial, el motor se apoya en una arquitectura repartida en varios países. La estructura compuesta se fabrica en Italia, la tobera en Francia y la carga de propelente y la integración final se realizan en la Guayana Francesa, con participación de la empresa conjunta Europropulsion de ArianeGroup y Avio. Tanto ArianeGroup como Avio han comunicado que la prueba y su análisis abren “un nuevo capítulo” para las dos familias de lanzadores europeos.
Ariane 6 y la autonomía espacial europea
La primera aplicación prevista del P160C se sitúa en Ariane 6, en la configuración de cuatro propulsores laterales que eleva el empuje de despegue. La ESA apunta a 2026 como el año en que esa variante debutará en vuelo, un dato relevante porque Ariane 6 es el vector pesado con el que Europa pretende consolidar su acceso al espacio tras el estreno de 2024 y la reactivación del calendario en 2025.
El telón de fondo es un debate de soberanía tecnológica que ya se ha trasladado a la agenda pública. En los últimos meses, por ejemplo, se han multiplicado los análisis sobre la necesidad de no depender de proveedores externos para la logística orbital, un argumento que también aparece en piezas divulgativas como «Europa no quiere depender de Elon Musk y desarrolla su propio transporte«, aunque la estrategia real se apoya en decisiones industriales y presupuestarias de largo recorrido dentro de la ESA.
Vega-C y el horizonte de Space Rider
En paralelo, el P160C está llamado a entrar en el ecosistema de Vega-C en la segunda mitad de la década. La ESA sitúa actualmente su debut en Vega-C para 2028, vinculado a Space Rider, el vehículo experimental reutilizable pensado para misiones en órbita y retorno. El calendario, sin embargo, sigue condicionado por la estabilidad operativa del lanzador ligero europeo y por la evolución del mercado de pequeños satélites.
Para el lector que busque una referencia técnica del lanzador, Avio detalla las prestaciones y el perfil de misión de Vega-C en su información corporativa sobre el Vega C, donde describe su capacidad para poner hasta 2.300 kilogramos en órbita baja y su papel en el servicio europeo de lanzamientos pequeños.
Producción industrial y cuellos de botella
El otro indicador que deja la nota técnica es la escala industrial. Los equipos trabajan ya en las cuatro primeras unidades de vuelo y, a la vez, en una subida de producción para llegar a 35 motores anuales o más, una cifra que apunta a un objetivo de cadencia sostenida y a la necesidad de evitar cuellos de botella en la cadena de suministro.
Queda, no obstante, margen para la letra pequeña. La ESA no detalla en este anuncio cómo se coordinará el aumento de producción con la planificación de misiones comerciales e institucionales, ni qué impacto tendrá sobre los tiempos de integración en Kourou en un escenario de mayor densidad de lanzamientos. La discusión sobre la diversificación de proveedores y nuevos concursos europeos para lanzadores, en la que España aspira a ganar peso con empresas emergentes, ya se ha colado en el debate nacional a través de iniciativas como el European Launcher Challenge.
El comunicado oficial ha sido publicado en la web de la Agencia Espacial Europea.
