Un clima extremo, que hace casi imposible la vida y que cuenta con las temperaturas más bajas de la Tierra quizá no sea el mejor lugar para la movilidad sostenible —aunque este nuevo motor gélido sí podría funcionar tras batir todos los récords—. Hablamos de la Antártida, a donde España acaba de llegar con el Ejército provocando la expectación mundial… por llevar algo que todo el mundo busca.
La Antártida, el octavo continente en el que España ha entrado
La Antártida es una región estratégicamente clave para muchos países, incluyendo España. Aunque el Tratado Antártico prohíbe actividades militares y establece la Antártida como una reserva científica internacional, la región tiene un gran valor económico potencial por sus recursos minerales y pesqueros.
España mantiene una base antártica permanente llamada Gabriel de Castilla desde 1989. Esta presencia permite a España afirmar sus intereses geopolíticos en la región, así como desarrollar investigaciones científicas y actividades pesqueras.
Por estas razones, España considera estratégico mantener y reforzar su presencia en la Antártida. El reciente suministro de combustibles renovables a la base Gabriel de Castilla por parte de Repsol y el Ejército de Tierra forma parte de este esfuerzo continuo.
España lleva combustibles alternativos a la Antártida: atención al proyecto
Repsol está llevando a la Antártida combustibles alternativos como el biometano y el biodiésel para abastecer a la base española Gabriel de Castilla. Estos combustibles ofrecen importantes ventajas ambientales en comparación con los fósiles tradicionales.
El biometano se obtiene a partir de la descomposición de la materia orgánica mediante un proceso llamado digestión anaerobia. Es un gas renovable con propiedades similares al gas natural, pero con una huella de carbono muy baja.
El biodiésel proviene de aceites vegetales como el de colza o soja. Al utilizarlo en lugar del diésel convencional se reducen las emisiones contaminantes. Además, al proceder de fuentes renovables, también disminuye la dependencia de los combustibles fósiles.
El uso de estos biocombustibles en un entorno tan sensible como la Antártida es una apuesta de Repsol por la sostenibilidad y la reducción del impacto ambiental de sus operaciones. Demuestra que es posible compatibilizar la actividad humana en la zona con la conservación de este frágil ecosistema.
Un suministro estable, continuado y masivo para descarbonizar la Antártida
Lo cierto es que, el hecho de que se haya llevado a la Antártida biometano para abastecer a la base española Gabriel de Castilla es un hito histórico. En este sentido, es la primera vez que se suministran combustibles renovables a una base en el continente helado.
En concreto, Repsol ha suministrado 2000 litros de este combustible alternativo producido a partir de residuos orgánicos. El biometano llegó a la base antártica gracias a una compleja operación logística en la que participó el Ejército de Tierra y para la que fueron necesarios meses de preparación.
El uso de este biocombustible en un entorno extremo como la Antártida abre nuevas posibilidades para la reducción de emisiones contaminantes y la lucha contra el cambio climático incluso en zonas remotas del planeta —que, por otro lado, también tienen huella de carbono por la actividad humana—.
Los combustibles alternativos suministrados por Repsol son completamente compatibles con los motores diésel que se utilizan en la base antártica española. Esto significa que pueden utilizarse directamente, sin necesidad de realizar ninguna modificación en los motores.
Está claro que la presencia de España en la Antártida no va a ser testimonial —ya viste cuáles son los propósitos de nuestro país en el sexto continente—. Sin embargo, todavía nos queda bastante por avanzar para llegar al nivel de otras naciones, como el de esta que tiene coches con paneles solares circulando. ¿Entiendes por qué cada vez hay más presión para avanzar en sostenibilidad?