Abitare dice que sólo le encargaron diseñar la fachada, pero durante el diseño se volvió loco y acabó diseñando una estación de esquí con una gigantesca chimenea en el centro. ¿Quién dice que las infraestructuras tienen que ser feas?
La nota de prensa cita a Ingels, y señala su interés por hacer de la arquitectura algo verde y divertido:
La nueva planta de incineración es un ejemplo sostenibilidad hedonista. La noción de sostenibilidad no tiene porqué implicar ninguna carga, de hecho una ciudad sostenible debería mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Una planta de energía convertida en una estación de esquí es el mejor ejemplo de que una ciudad y sus edificaciones pueden ser ecológica, económica y socialmente sostenibles.
No habría mucho desacuerdo en admitir que el aire en torno a una incineradora no es de gran calidad, sin embargo, las pruebas demuestran que los nuevas técnicas introducidas en las modernas incineradoras son capaces de capturar todas las dioxinas, los furanos y la mayoría de las partículas, a la vez que se encargan del 26% de la basura de Dinamarca generando electricidad y calor para 400.000 hogares.
Por si alguien no se ha enterado que la planta no está totalmente libre de emisiones, Ingels ha diseñado la chimenea de manera que produzca un anillo de humo cada vez que se libere a la atmósfera una tonelada de CO2.
