Se procede cada día a la retirada de algas del tipo ova, qué son producto de la eutrofización por exceso de nutrientes procedentes de las plantaciones de los alrededores. Esto se hace con el objetivo de proteger el estado ecológico del Mar Menor.
La idea principal es evitar nutrir el ciclo de eutrofización con un mayor aporte de biomasa producido por la masiva proliferación de algas, consecuencia de las entradas de nitratos y otros nutrientes que llegan al Mar Menor, así como también auxiliar a los municipios ribereños.
Además de evitar molestias a la población debidas al proceso de putrefacción posterior de la biomasa que produce unos fuertes olores y unas condiciones higiénicas no deseadas. Por esa razón se busca dar una segunda vida a esta biomasa convirtiéndola en biofertilizantes.
Las ovas de la eutrofización del mar Menor para fertilizar los cultivos
Investigadores de la Universidad de Murcia (UMU) están estudiando las posibilidades de utilizar la “ova” retirada de la ribera del Mar Menor para mejorar la fertilidad de los suelos de cultivo y aumentar la captura de dióxido de carbono, propiciando así la denominada “agricultura de carbono” y la lucha contra el cambio climático.
Este tipo de agricultura consiste en capturar el dióxido de carbono presente en la atmósfera y almacenarlo en la materia orgánica del suelo reutilizando subproductos agrícolas y residuos generados en los cultivos, que vuelven a los suelos para mejorar su fertilidad y favorecer la retención de dióxido de carbono. La principal novedad del trabajo es que los investigadores están evaluando el uso de la biomasa vegetal flotante, principalmente algas, retirada de la ribera del Mar Menor, conocida como “ova”, en esas labores.
sumideros de carbono
El objetivo es determinar el potencial de este material vegetal para mejorar la estructura del suelo, aumentar su fertilidad y actuar como sumidero de carbono, contribuyendo así a la captura y almacenamiento del dióxido de carbono. Solo en 2022 se retiraron 26.054 toneladas de ova del Mar Menor, lo que supuso la eliminación de unas 40 toneladas de nitrógeno y 14 toneladas de fósforo del ecosistema.
En total, desde que se implantó la retirada de biomasa, se han extraído 40.324 toneladas, lo que pone de relieve la importancia de este recurso tanto desde el punto de vista medioambiental como agrícola. Además de la ova, el equipo investigador ha evaluado otros residuos generados por la propia actividad agrícola de la Región de Murcia, como restos de brócoli, col, poda de olivo, almendro, higuera, pomelo, jinjolero y cáscara de almendra, para estudiar su viabilidad como enmiendas orgánicas.
La investigación forma parte del programa europeo AGROALNEXT y está liderado por el grupo de investigación en Contaminación de Suelos de la UMU. El objetivo es establecer un modelo común a nivel nacional y facilitar la integración con las estrategias europeas de lucha contra el cambio climático, poniendo en valor el potencial de la agricultura de secano en el Mediterráneo como sumidero de carbono y como generadora de servicios ecosistémicos. EFE / ECOticias.com