Los avances en la tecnología del hidrógeno se suceden de forma vertiginosa y el último nos trae el recuerdo de los dibujos animados de Popeye.
Investigadores del Oak Ridge National Laboratory de Tennessee han confirmado el funcionamiento de un sistema que convierte la luz visible en hidrógeno a partir de un ingrediente muy común en las tiendas de comestibles: las espinacas.
Hace tiempo que los investigadores se han fijado en la habilidad de las plantas para convertir la luz solar en energía casi de manera instantánea. Varios años atrás, los investigadores de Oak Ridge ya estudiaban la manera de emular la capacidad fotosintética de las espinacas. En los 80 patentaron un sistema que transformaba membranas de espinaca en diminutos interruptores eléctricos. Hace 10 años, en colaboración con la Universidad de California, trabajaron en una proteína de espinaca para tratar ciertas formas de ceguera. Recientemente, se han centrado en el desarrollo de la proteína de espinaca para la fabricación de células solares más baratas y renovables, como alternativa al silicio.
Bill Cabage, de Oak Ridge describe el último avance como un sistema de foto conversión bio híbrido. Los investigadores confirman que una proteína de las espinacas capaz de aprovechar la luz, puede incluirse en una membrana mediante una solución líquida que contiene polímeros sintéticos. La proteína, llamada LHC-II (LHC, por Light Harvesting Complex) interactua con los polímeros que forman la membrana produciendo hidrógeno. En otras palabras, es como una célula solar que, en lugar de producir electricidad, genera hidrógeno.
Ahora que el proceso básico ya ha sido confirmado, los siguientes pasos deben llevar a los investigadores a desarrollar un modelo. Otro reto a afrontar es reducir los costes del catalizador. Los investigadores de Oak Ridge han estado usando platino, el material con el que se suelen fabricarse los electrodos, aunque barajan diferentes alternativas menos costosas.
Vía :: CleanTechnica