Las extremidades anteriores y posteriores de los tetrápodos evolucionaron para soportar más peso. ¿Qué mecanismos específicos dirigieron los cambios en la función de los huesos para hacerlo posible.
Hace unos 390 millones de años, los primeros animales vertebrados se mudaron del agua a tierra firme, gracias a un cambio en sus sistemas musculoesqueléticos que permitió una vida terrestre.
Las extremidades anteriores y posteriores de los tetrápodos evolucionaron para soportar más peso. ¿Qué mecanismos específicos dirigieron los cambios en la función de los huesos para hacerlo posible?.
La salamandra tigre podría dar algunas pistas. Un nuevo estudio de un equipo de científicos del Instituto Nacional de Matemática y Síntesis Biológica (NIMBioS) y la Universidad de Clemson evalúa qué mecanismos accionaron la diversidad en la función de los huesos, proporcionando una buena idea sobre cómo la evolución de los tetrápodos –los primeros animales vertebrados de cuatro patas– dieron sus primeros pasos en tierra.
Con el fin de comprender la biología de los animales fosilizados, los investigadores a menudo recurren a los animales actuales con similitudes. Las salamandras son particularmente buenas para estudiar cómo evolucionó la locomoción en tierra, ya que su anatomía y ecología es similar a los tetrápodos más tempranos.
Los huesos deben soportar regularmente una variedad de diferentes puntos fuertes, o «cargas», tanto en la contracción de los músculos como en la interacción con el medio ambiente. Los huesos de las extremidades, en particular, deben acomodarse a algunas de las fuerzas más altas. Los registros fósiles indican que las extremidades debieron cambiar a funciones diferentes para caminar sobre la tierra, pero los mecanismos que contribuyeron a esas diferencias son menos conocidos.
Los investigadores querían probar qué factores podrían haber impulsado la diversidad en el diseño del esqueleto, en la evolución de los primeros tetrápodos.
La mecánica de la carga de hueso en las salamandras fue probada de varias maneras, incluyendo la filmación de las salamandras mientras caminaban a través de una plataforma construida para medir la fuerza de los huesos de las extremidades. Se realizó una comparación de las patas delanteras y las patas traseras y un análisis conjunto. Se usaron modelos matemáticos para evaluar cómo los huesos de las extremidades eran capaces de soportar las exigencias físicas de caminar sobre la tierra.
El estudio encontró que las extremidades anteriores, comparadas con las posteriores, tenían una menor tensión, mayor dureza mecánica, y mayor capacidad para soportar cargas más altas de lo normal.
«Estos resultados ofrecen nuevas perspectivas en el modelado de la forma en la que los tetrápodos dieron sus primeros pasos en tierra, al considerar las contribuciones individuales extremidades anteriores y posteriores», dijo Sandy Kawano, autora principal del estudio.
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