Hace dos décadas, en 2001, se prohibió alimentar al ganado con harinas animales en toda la Unión Europea, debido al problema de salud pública que supone la enfermedad neurodegenerativa letal de Creutzfeldt-Jakob adquirida por las personas al alimentarse de ganado que a su vez enferma al alimentarse de pienso fabricado con ganado muerto.
El agente patógeno son proteínas naturalmente presentes en los animales pero que sufren espontáneamente alguna modificación que provocan que desencadenen enfermedades neurodegenerativas, por su naturaleza de proteína se transmiten al alimentarse de restos de animales portadores y no hay forma de eliminarlas sin destruir a las demás proteínas, debido a la variedad de las posibles modificaciones no es posible establecer pruebas sencillas y automáticas que aseguren detectar cualquier proteína alterada, los animales son portadores durante años antes de desarrollar síntomas de la enfermedad, y aunque las modificaciones ocurren espontáneamente con baja frecuencia el empleo del ganado muerto para fabricar harinas para alimentar al ganado provoca que rápidamente se propaguen extensamente a toda la población a partir de un solo animal.
Debido a ello, hace dos décadas se decidió priorizar la salud por encima del beneficio económico y se prohibieron las harinas animales en toda la Unión Europea aunque las harinas animales fuesen una fuente barata de proteína para alimentar al ganado criado en intensivo.
Hasta se prohibió la donación de sangre y órganos de las personas que entre 1980 y 1996 vivieron en algún momento en Reino Unido (país que fue epicentro de la enfermedad en aquella ocasión), dado que las transfusiones de sangre y donaciones de órganos son también una fuente de transmisión, restricción que actualmente sigue en vigor debido al largo periodo de incubación de la enfermedad (20 a 30 años) que hace que todavía pueda haber personas y ganado portadores sin síntomas aparentes varias décadas más tarde.
Aunque en ese episodio se asoció al vacuno (las apodadas “vacas locas”), señalándose que la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob de las personas corresponde a la enfermedad denominada encefalopatía enpongiforme bovina en el vacuno, posteriormente se descubrió que igualmente también corresponden a otras encefalopatías espongiformes transmisibles de otras especies de ganado como el llamado “scrapie” del ovino y caprino.
Lamentablemente, de forma completamente opaca y sin ningún tipo de participación pública o transparencia informativa, la Unión Europea ha claudicado y ha decidido anteponer los intereses económicos a la salud humana, mediante el Reglamento (UE) 2021/1372 de la Comisión, de 17 de agosto de 2021, por el que se modifica el Reglamento (CE) n.o 999/2001 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 22 de mayo de 2001, por el que se establecen disposiciones para la prevención, el control y la erradicación de determinadas encefalopatías espongiformes transmisibles.
Las escusas para retirar la medida que garantizaba que no volviéramos a padecer una nueva epidemia de una enfermedad neurodegenerativa letal por culpa de alimentar al ganado con ganado muerto, son todos falaces e injustificables: que la frecuencia de encefalopatías espongiformes transmisibles ha disminuido, que la probabilidad de transmisión entre especies distintas es baja, y que la retirada de las prohibiciones vigentes sería buena económicamente al reducir la dependencia de la Unión Europea respecto a otros países en relación al abastecimiento de proteínas para alimentar al ganado criado en intensivo.
Este Reglamento (UE) 2021/1372 entra en vigor a los veinte días de su publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea, L 295, 18 de agosto de 2021, por tanto desde el pasado martes 7 de septiembre ya es completamente legal usar nuevamente las harinas animales para la alimentación del ganado en Europa y por tanto todo listo para una nueva oleada de una enfermedad neurodegenerativa letal dentro de 20 o 30 años, solo para que la carne europea sea un poco más barata.
Desde la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies reclamamos, y animamos a todas las personas a sumarse al grito de: ¡Nuestra salud no está en venta! ¡No a relegalizar alimentar al ganado con ganado muerto!. Exigimos al Gobierno de Asturias que prohíba la comercialización de estas harinas en Asturias para alimentar al ganado en las ganaderías intensivas..
Coordinadora Ecoloxista d’Asturies.