El equipo monitoreó 13 especies de lagartijas y 8 especies de serpientes de sitios en Panamá utilizando pruebas genéticas para identificar el ADN micótico de muestras tomadas de la piel de los reptiles con un hisopo de algodón.
Encontraron evidencia de la enfermedad en hasta un 32 por ciento de las lagartijas (Anolis humilis) y en 3 especies diferentes de serpientes.
Lo irónico de que una serpiente que se alimenta de ranas sea portadora de una enfermedad mortal para estos anfibios es que ésta puede eliminar su propia provisión de alimento y causar su propia desaparición.