Juan Manuel Muñoz es licenciado en Filología Románica (Universidad de Sevilla, 1989) y doctor en Filología francesa (Universidad de Cádiz, 1997). Ha publicado diversos artículos y estudios monográficos en revistas especializadas nacionales y extranjeras en el campo del análisis del discurso, de la pragmática del francés y de la literatura francesa medieval, y ha impartido numerosas conferencias por invitación en España, Francia, Reino Unido, Suecia, Canadá y Brasil. Actualmente ejerce como profesor titular del departamento de filología francesa e inglesa en la Universidad de Cádiz, profesión que compagina con su pasión por la jardinería mediante el blog «El Jardinero Tranquilo«, donde habla de sus experiencias, pensamientos y sensaciones en un pequeño jardín de adosado.
Pregunta. ¿Desde cuándo es aficionado a la jardinería?
Respuesta. Me crié en un barrio obrero donde los únicos espacios verdes eran los alféizares de las ventanas y los portales de los bloques. Me llamaba mucho la atención cómo los adultos, sobre todo las amas de casa, se dedicaban con esmero a cuidar sus macetas en el poco tiempo libre del que disponían, intentando mejorar el entorno en la medida de sus posibilidades. En cuanto fui consciente de esto empecé yo también a llenar de macetas la ventana de mi habitación, soñando con tener algún día mi propio jardín. La jardinería es para mí, más que una afición, una actitud ante la vida. La actitud del que desea construir para sí y para los demás un entorno agradable donde vivir.
P. ¿Dónde ha aprendido todo lo que sabe? Por ejemplo, cómo plantar alhelíes adecuadamente o cómo interpretar el lenguaje de las hojas.
R. Los cuidados básicos los aprendí de mi madre y el resto lo saqué de mis abundantes lecturas en las bibliotecas públicas y, sobre todo, de mi experiencia directa con las plantas. Las plantas se las arreglan muy bien para comunicarnos qué es lo que necesitan. Cualquier persona puede ser un buen jardinero con la condición de tener los cinco sentidos bien despiertos. Como lingüista, doctorado en ciencias que ya nadie habla, no me ha sido difícil interpretar el silencio de las plantas.
P. De todas las plantas que tiene en su jardín ¿cuál es su preferida?
R. Es difícil responder, porque cada una de mis plantas tiene su misión en mi jardín, cada una guarda un recuerdo. Pero puestos a señalar una en particular, destacaré en esta ocasión mi vinca pervinca, por la manera en que consigue enmascarar bajo su apariencia delicada una fuerza tan grande para crecer y expandirse por nuevos territorios.
P. ¿Se ha enfrentado a alguna plaga que haya destrozado sus plantas?
R. Yo siento mucho respeto tanto por mis plantas como por las No-plantas, es decir, por todas la criaturas que eligen mi jardín para visitarlo o para quedarse en él. Nunca he tenido problemas graves de plagas. Ahora bien, un jardín no tiene por qué lucir perfecto en todo momento. Lo marchito, lo viejo y lo enfermo también tienen una misión importante que cumplir en el microcosmos del jardín. Y luego hay una parte de daño y de desgaste que forma parte de la dinámica natural. Debemos permitir a los insectos hacer lo que les corresponde hacer en el ecosistema. Las plantas asumen sus ataques sin problema, y los jardineros también deberían asumirlo.
Las plantas tienen además sus propios mecanismos de defensa. En realidad, los hongos y los insectos afectan gravemente sólo a las plantas que están debilitadas por circunstancias de estrés. En resumen, para evitar las plagas es importante elegir plantas bien adaptadas al tipo de tierra y al clima del jardín y asegurarse de que el aire puede circular libremente entre las hojas, vigilando la humedad sobre todo en días calurosos.
P. ¿Por qué se estresa una planta?
R. Cuando no se siente segura, ya sea porque otras plantas vecinas están invadiendo demasiado su espacio vital, porque no puede respirar debido al calor y a la excesiva humedad o bien porque no encuentra suficientes nutrientes en el lugar en el que la hemos plantado ni la cantidad de luz que le conviene.
P. ¿Qué tipo de riego emplea?
R. Riego manualmente, con regaderas y con manguera, disfrutando del placer de tocar el agua. En realidad, riego sólo durante los meses calurosos, y puedo hacerlo de esta forma gracias a las pequeñas dimensiones de mi jardín, pero sobre todo al hecho de que requiere muy poca agua incluso en verano, al estar basado en plantas resistentes a la sed, con algunos árboles (concretamente frutales) que aportan suficiente sombra y humedad al entorno.
P. ¿Cuál es la planta más rara que ha tenido?
R. Para mí una planta cualquiera, una lechuga, por ejemplo, ya es suficientemente sorprendente. De hecho, la fascinación por lo cotidiano es lo que inspira y guía al Jardinero Tranquilo. El concepto de raro, por otra parte, es muy relativo. Estoy seguro de que muchas de mis plantas, que yo considero muy comunes, parecerán raras a los que siguen mi blog desde Rusia, por ejemplo. En la jardinería también se pueden observar las consecuencias del fenómeno de la globalización: hoy en día podemos encontrar en cualquier vivero plantas de países muy remotos. Personalmente me gusta cultivar sobre todo especies autóctonas o que viven en regiones con condiciones climáticas semejantes. Es menos estresante para mí y para ellas, lo que a la larga redunda en bienestar compartido.
P. ¿Cómo es su concepto de jardín urbano?
R. En la arquitectura tradicional andaluza, el patio era el corazón de la casa. La moda actual de las viviendas adosadas ha provocado una deslocalización del jardín, convirtiéndolo en una mera zona de transición entre la calle y la casa. Podemos lamentarnos o, al contrario, reinventar el concepto de jardín andaluz. Un jardín urbano es un micro-ecosistema desde el que se puede aprender a experimentar la armonía de la naturaleza, contribuir a proteger la biodiversidad y aportar un grano de arena en la lucha contra la contaminación de la ciudad. Soy consciente de que un jardín urbano es una gran responsabilidad en ese sentido.
Además, para mí, el jardín debe estar concebido de forma que nos permita activar los cinco sentidos, no sólo el de la vista. Por esta razón en mi jardín no faltan ni las plantas perfumadas ni los productos comestibles. Tengo un naranjo, un limonero y un chirimoyo. Cultivo además rosas, jazmines, yerbabuena, romero y salvias. Ahora mismo tengo rúculas y patatas. Todo esto porque, en definitiva, mi concepto de jardín de casa adosada es el de una zona de transición donde podemos pararnos a conocernos mejor, a contemplarnos como parte de la naturaleza. Un jardín urbano es un espacio para compartir con nuestros vecinos, donde desarrollar nuestra espiritualidad, descubriendo la poesía de lo que tenemos al alcance de nuestra mano.
P. ¿Cuándo decidió crear un blog en el que hablara de su jardín y de todo lo que pasa en él?
R. Llevaba tiempo rumiando la idea, pero la decisión la tomé el febrero pasado, cuando, en este concepto de crisis que va más allá de lo económico, sentí que era el momento de adoptar definitivamente la manera de ser el Jardinero Tranquilo y compartir con mis lectores esta nueva regla de vida. Hace tres meses de esto. En este tiempo mi blog ha recibido más de 6.000 visitas, lo que me ha animado mucho para seguir adelante.
P. Todas sus entradas están escritas en castellano y traducidas al francés y al inglés. ¿Por qué?
R. Lo hice porque me lo pidieron algunos amigos y amigas que no saben castellano. Me leen sobre todo desde países hispanohablantes, principalmente desde México, Argentina y Chile, aparte de España, naturalmente. A pesar de esto, sigo traduciendo mis textos, con más razón ahora que veo que recibo cientos de visitas desde Reino Unido, Alemania, Francia, Suiza… e incluso desde China, por citar un país lejano. ¡Aunque lo cierto es que el lugar de origen de la visita no implica a priori el uso en una determinada lengua!
P. ¿Las tareas de jardinería varían mucho según la estación?
R. Sí, por supuesto que varían, eso me encanta. Según las épocas toca barrer las hojas marchitas, plantar los bulbos, podar, sembrar, recoger frutos… Estos pequeños gestos, muy ritualizados, nos hacen comprender los ciclos de la vida y también viajar en el tiempo, conectándonos tanto con los primeros hombres y mujeres agricultores como con los últimos.
P. Descríbanos su día a día en el jardín.
R. Mi jardín tiene ya cierta edad, y por ello requiere generalmente muy poco trabajo. Sólo hago pequeñas tareas dos días a la semana, generalmente los miércoles y los domingos. Son estas tareas las que cuento a continuación en mi blog. Eso sí, diariamente, en cuanto tengo varios minutos libres, salgo a pasar revista, para detectar cualquier problema o cualquier novedad, o simplemente por el gusto de sentirme rodeado de plantas.