Alergia e intolerancia, no es lo mismo. Hay diversos factores que nos hacen distinguir uno de otro.
Una alergia alimentaria es una forma específica de intolerancia a un alimento, o a uno de sus componentes, que activa el sistema inmunológico.
Un alérgeno provoca una serie de reacciones en cadena en el sistema inmunológico, entre las cuales la producción de anticuerpos, que provocan una segregación de substancias químicas como la histamina, que puede producir síntomas tan diversos como picores, moqueo, tos… En resumen, una alergia es una respuesta inmune exagerada del organismo que entra en contacto con un alérgeno alimentario.
El Comité Científico de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria reconoce como alérgenos más frecuentes: la leche, los huevos, los crustáceos, frutos de cáscara, el pescado y el trigo y otros cereales…
A diferencia de la alergia, la intolerancia alimentaria afecta al metabolismo pero no al sistema inmunológico del cuerpo e implica la capacidad de consumir ciertos alimentos sin sufrir efectos adversos sobre la salud. Pude tener síntomas similares a los de una alergia.LA intolerancia alimentaria se da cuando el cuerpo no puede digerir correctamente un alimento o uno de sus componentes.
Las intolerancias más comunes son a la lactosa y al gluten. Y son precisamente estas las que más nos afectan a la hora del desayuno. Un buen desayuno, en la dieta mediterránea, contempla: lácteos, galletas, cereales y fruta fresca (entera, troceada, en zumo….).