Hay mucho mito en torno al pan y una (mala) costumbre de acompañar todas las comidas con este producto.
El problema en este momento es que el pan ha dejado de ser lo que era, o más bien el trigo ha dejado de ser el cereal más o menos beneficioso que podía ser unos 50 años atrás.
¿Por qué debemos de dejar de tomar pan blanco industrial? La fabricación industrial del pan llevó a “crear” un tipo de pan que:
- No se deteriorase al almacenarlo durante largos períodos.
- Fuera fácil y rápido de producir.
- Tuviera un aspecto más “atractivo” para su venta.
Estas condiciones tuvieron sus consecuencias, ya que el resultado es un producto que no sólo no es nutritivo sino que no es sano. El pan industrial puede contener:
- Harina “blanca”: es una creación de laboratorio conseguida por el procesamiento de más de la mitad del trigo recolectado. En el grano desechado se encuentran las partes más ricas en nutrientes el salvado y el germen de trigo. En el proceso de fabricación de la harina restante se pierden la mitad de las vitaminas, la fibra y los minerales.
- Amilopectina A: es el azúcar del trigo y tiene la facultad de elevar considerablemente el nivel de glucosa en sangre, produciendo inflamación por la acumulación de grasa en torno a los órganos.
- Levadura química: en lugar de levadura natural viva (levadura madre) se utiliza levadura química que no contiene las bacterias naturales por contacto con el aire, pero sí otros elementos como bromato de potasio, aluminio, cloruro de amonio, tartrato o cloruro de amilasa, que destruyen tu flora intestinal lo que te hace más vulnerable a enfermedades y alergias.
- Dióxido de cloro: se utiliza para blanquear la harina… y también se utiliza en los detergentes.
- Emulsificante: este componente se llama en realidad etileno, y es lo que se usa para mantener fresco el pan.
- Anticongelante: ¿en el pan? sí, ésa es otra de las funciones del glicol propileno, utilizado para mantener el color del pan para que resulte atractivo en las estanterías.
- Persulfato: es un compuesto químico usado para niquelar metales que también se utiliza para mejorar la apariencia del pan; convierte el calcio en cal que el cuerpo no puede asimilar.
- Aglutinina del germen de trigo: en una proporción de un microgramo por cada grano de trigo, este factor químico se ha probado que ataca a los sistemas inmune, cardiovascular y neurológico.
- Sal: suele haber un exceso de sal en el pan. Según la OMS la cantidad de sal por persona y día es de 5 g, pues bien, un kilo de pan contiene 19 gramos de sal y 4,7 g una barra de 250 gramos.
- Monoglicéridos y diglicéridos: para mantener la humedad del pan. Es un emulsionante que, testado en animales, ha producido aumento del tamaño del hígado y pulmones y mala asimilación de ácidos grasos.
- Yeso blanco (sulfato de calcio): utilizado exclusivamente para facilitar el amasado de grandes cantidades de harina en máquinas industriales.
- Aceite de coco: aceite vegetal saturado que aumenta el nivel de colesterol.
- Propionato de calcio: antibacteriano y fungicida, al ser ingerido destruye las enzimas que permiten asimilar el calcio.
- Otras sustancias: soja transgénica molida, harina de huesos, harina de pescado, fosfato de amonio, harina de arroz, bromato de calcio, polisorbato 60… entre otras.
Es recomendable rebajar la dosis de pan diaria, y lo más importante es preparar el pan tú mism@ en casa, eligiendo los mejores ingredientes, en el horno o con la ayuda de una panificadora.
Este es un artículo original del blog de Conasi.