Son las mujeres gallegas, esas mujeres de campo que han transmitido generación tras generación el carácter emprendedor. Las raíces, valentía y amor por su tierra.
El rural y el sector ecológico siguen creciendo en Galicia y esto se debe, sin lugar a dudas, a los esfuerzos que ponen quienes trabajan en él. De entre ellos, queremos destacar el papel de las mujeres, las luchadoras, emprendedoras que trabajan de sol a sol para sacar grandes proyectos ecológicos adelante.
Ellas se han convertido en la voz de los nuevos movimientos, como la ecología y la sostenibilidad. Hecho que se recoge en el informe del 2018 del grupo GEM Galicia, Global Entrepreneurship Monitor: “La tasa de actividad emprendedora avanzó a su nivel más alto en la última década, pasando del 5,06 de 2017 al 5,6%, propiciado por las mujeres gallegas, que representan el 57,7% de las iniciativas empresariales”.
Por otro lado, la Consellería do Medio Rural calcula que el 54% de las personas que emprenden en el mundo rural son mujeres, mientras en las urbes este porcentaje se reduce al 30%. Además, según datos aportados por la Xunta, más del 75% de los proyectos del rural los llevan a cabo ellas, las mujeres emprendedoras.
Producción ecológica
La producción ecológica está en auge, pero su introducción en la vida diaria de los consumidores es un proceso lento. Por eso se necesitan iniciativas como BioCultura A Coruña, que ayudan a que el consumo interior crezca, porque, por ahora, “esta es una asignatura pendiente”, como afirma Ángeles Parra, directora de la feria.
Los resultados de finales de 2019 recogidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación confirman la tendencia de crecimiento y consolidación de la producción ecológica en todo el territorio: en Galicia se han registrado 33.736,44 hectáreas certificadas.
Además, la agricultura ecológica gallega ha aumentado sus ventas certificadas un 33% en 2018, según el ‘Informe anual de 2018’ del Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia (CRAEGA).
El conselleiro de Medio Rural, José González, ha mencionado recientemente en los medios que en 2018 también ha crecido el número de operadores certificados un 8%, hasta situarse en los 1.152. Y la base de consumidores de producto ecológico supera el 47% de la población gallega, un 23,5% más que tres años antes.
González ha remarcado que la apuesta por la producción ecológica gallega debe continuar, pues “encaja en los principios establecidos por la UE a favor de una agricultura sostenible y con futuro”.
El último barómetro del CRAEGA ha identificado que el consumidor ecológico gallego tiene entre 35 y 49 años, estudios superiores y nivel adquisitivo alto.
En este sentido, la feria BioCultura trabaja para hacer llegar el ecologismo a todas las casas, convirtiéndose en el mejor escaparate para los productores ecológicos en los territorios que visita: “Te ofrece las herramientas necesarias para dar un paso adelante de responsabilidad social, ambiental y alimentaria.
Nos recuerda que nuestros hábitos de consumo son decisivos para dar un giro de 180º: consume bio, local y cambia el mundo”, dice Ángeles Parra.
Por eso, en paralelo a los doscientos expositores de alimentos ecológicos, cosmética natural y moda sostenible, se organizan conferencias, mesas redondas, demostraciones y actividades para dar soluciones al modelo de consumo actual, que como ha quedado demostrado no funciona y destruye el planeta.
Mujeres guerreras
Una de las actividades de BioCultura son dos mesas redondas que protagonizarán cinco mujeres eco-emprendedoras gallegas: Begoña Troncoso de Xangall Albariño Rias Baixas, Mª Concepción Blanco, ganadera de leche ecológica, Jessica Rey, responsable de marketing de Casa Grande Xanceda, Cristina García de Algas La Patrona y Carmen Sánchez de Galuriña.
Ellas hablarán sobre la importancia del papel de la mujer en la actividad ecológica, en la repoblación del campo, en la lucha para romper los desequilibrios de género -más comunes en comunidades rurales-, en el impulso de empleo femenino en el sector agrícola, ganadero y marino. Tratarán todos estos temas y su indispensabilidad de conciliarlos con la vida familiar.
Las historias, las luchas, los sueños de todas estas mujeres gallegas han sido el motor de la producción ecológica en esta comunidad. Galicia está en deuda con sus líderes femeninas.
Júlia Gamissans
Las voces de las productoras gallegas
La producción ecológica y la importancia de la actividad de las mujeres en el medio rural gallego es uno de los motores para evitar la despoblación.
De hecho, la producción ecológica es una de las actividades que mayor número de mujeres cuenta: rompe los desequilibrios en cuanto a igualdad de género (más acentuados en el medio rural), impulsa el empleo femenino en los sectores agrícola, ganadero y productos derivados del mar; ayuda a fijar la población del medio rural; es indispensable para conciliar la vida laboral con la familia.
Aquí tenemos tres ejemplos de mujeres gallegas que están enfocando sus negocios hacia un rural ecológico, de una manera igualitaria y comprometida.
Jessica rey, directora de marketing de casa grande xanceda
Se trata de una granja ecológica familiar de Mesía (Galicia) donde se cuidan a trescientas ochenta vacas “con cariño y libertad”. Estas salen a pastar por el prado todos los días.
Por eso, “sus productos lácteos ecológicos llegan con tanta calidad a las mesas”. Ella destaca que la empresa se caracteriza por tener un gran compromiso con la conservación del medio, el mundo rural y los animales que en él habitan: “Hace poco hemos sido titular por convertir los pasos de cebra en pasos para vacas. Estamos reivindicando nuestro espacio”.
Relata que en 2002 la granja vivió un cambio generacional. Este planteó una decisión trascendental: “¿Se seguiría con una granja de pastoreo tradicional o se cambiaría de modelo?”.
Es en ese momento se concluyó que la única vía posible de sobrevivir era darle a Casa Grande de Xanceda una diferenciación y valor añadido: “Cristina Fernández Armesto, nieta de los fundadores, y Guillermo Martínez, veterinario y gerente de Casa Grande de Xanceda, decidieron crear un proyecto sostenible con el entorno, los animales y la economía local”. Creyeron que el ecologismo y “el cariño por el trabajo” eran la única vía que aportaría calidad y beneficios en la salud de sus consumidores.
Recuerda que los principios del negocio fueron difíciles: “La gente está muy acostumbrada a comprar los yogures en el supermercado. Cuesta mucho concienciar de por qué es mejor adquirir un producto ecológico”. Ahora el mercado ha cambiado, cada vez hay más consumidores ecológicos y más competencia.
Jessica explica que ahora la dicotomía es otra: “¿Cómo convenzo a una tienda ecológica que compre mi yogur y no otro?”. Ella tiene tiene clara la respuesta: “Casa Grande Xanceda es mucho más que un yogur, es una comunidad que cuida de un espacio natural, que resguarda su biodiversidad, crea empleo en el campo y lucha por una sociedad más sensible con el medioambiente, los animales y el rural”. En la actualidad, la empresa tiene cuarenta y cinco empleados y “seguimos en marcha con la aventura”.
“Nos dirigimos a todas las personas que desean optar por una vida ecológica”. Por eso, Casa Xanceda produce una amplia variedad de yogures: de sabores, griegos y kéfires, entre otros. Todos ellos libres de abonos químicos, herbicidas, pesticidas y transgénicos, gracias a la alimentación totalmente natural de sus vacas y a la rica biodiversidad que preservan las fincas donde pastan.
Jessica explica que las mujeres tienen el papel mayoritario en Casa Grande Xanceda: “La importancia de que las mujeres lideren departamentos o empresas propias es indiscutible.
Ojalá no se tuviera que explicar esto”, defiende. Y recuerda que las posiciones de poder tradicionalmente han estado ocupadas por “ellos” porque para “nosotras” eran inaccesibles.
Con su modelo empresarial quieren generar ambientes de trabajo igualitarios y crear un referente femeninos para todas aquellas que se están formando: “Colaboramos con muchas asociaciones de mujeres, asistimos a mesas sobre la igualdad y participamos en encuentros. Y formamos parte del colectivo de mujeres rurales que ayuda a nuestro género a adquirir los mismos derechos en un mundo muy tradicional”.
Ahora mismo Casa Grande Xanceda se encuentra en España y de manera residual en Portugal y Andorra. En BioCultura A Coruña harán la presentación de su último lanzamiento: el kéfir desnatado tropical con piña, mango y maracuyá.
Cristina garcía, fundadora de algas la patrona
Esta empresa pontevedresa recolecta manualmente las mejores cosechas de algas marinas y lucha por el reconocimiento de las mujeres que trabajan en el mar.
Trabajan el producto de principio a fin: “Hacemos la transformación, procesado y comercialización de las algas. Es más que un proyecto, me da sentido vital, porque en él he volcado mi trayectoria profesional y personal. Le puse nombre femenino para empoderar a aquellas mujeres ligadas al mar”.
Siempre se ha sentido responsable con el desarrollo sostenible “y todo lo bueno y malo que el ser humano puede hacer por el planeta”. Por eso estudió Ciencias Ambientales.
Posteriormente, dio forma a toda esa información recolectada en el sector marino, la acuicultura, pesca, reservas marinas y ecología marina, creando esta empresa; un proyecto que surgió de la preocupación por la alimentación sana: “Las algas son un recurso de nuestras aguas (Rías Baixas), sin explotar y con infinidad de aplicaciones y beneficios.
Así que pensé, ¿por qué no nos alimentamos con nuestros recursos en vez de cogerlos de fuera? Además, las algas reducen el CO2 a través de su sistema, ayudan a prevenir enfermedades, mejoran la salud y aportan sabor al plato. ¡No hay nada mejor!”.
Cristina confía en su iniciativa porque gira alrededor de un alimento poco explotado y altamente funcional: “las algas ayudan a tener una mejor digestión y salud intestinal, son antioxidantes, inmunoestimulantes, antibacterianas y anticancerígenas.
Son buenas para dietas de pérdida de peso, para regular la tensión arterial, para personas con falta de calcio, con insuficiencia de hierro”. Recuerda que necesitó mucha energía para abrir el negocio y que sigue “siempre al pie del cañón” porque no puede permitirse decaer ni tirar la toalla: “Con esta actitud, consigo ser respetada y valorada por mi trabajo”.
Pero lamenta que para tener visibilidad entre altos cargos de empresas del sector, donde abunda más el sexo masculino, debe trabajar el triple: “Están acostumbrados a tratarse entre ‘ellos’ de una determinada manera; y cuando aparece una mujer, a veces, se piensan dos veces lo que van a decir”.
Según Cristina, figuras como la suya rompen la mitificación que existe entorno las negociaciones, un trámite habitualmente reservado a los hombres. Ella ha creado un producto dirigido a quienes se preocupan “por el origen de lo que comen” y quieren fomentar el consumo de un alimento que se encuentra en sus aguas naturales. Cree que las algas son una solución para los que no consumen pescado ni proteína animal, debido a su alto contenido proteico.
También hace hincapié en la importancia de que este alimento provenga de una producción ecológica: “Se debe controlar la forma de recolectar estas especies, el lugar y la época del año con el fin de no caer en una explotación insostenible y de mantener la población lo más sana posible”.
Este año, Algas La Patrona presentará en BioCultura A Coruña una de sus recientes novedades. Cristina está orgullosa de poder vivir de su propio negocio y quiere inspirar a otras mujeres a hacerlo: “Con mi pasión he conseguido hacerme un hueco en mi territorio y también en el extranjero”.
CARMEN SÁNCHEZ, Fundadora de Murandana de Galuriña
La firma está especializada en empanadas de algas ultracongeladas, pescados, mariscos y con recetas veganas. Carmen explica que Murandana de Galuriña es la ilusión que le hace moverse en esta etapa de su vida.
“Quiero que este proyecto sea uno de esos que hacen las cosas de otra manera dentro de su sector, que son conscientes del lugar que ocupan y cuidan todos los pasos que dan”.
Y decidió centrarse en la ecología porque cree que es el único cambio posible hacia un consumo responsable, sano y equilibrado: “Es el mejor camino para garantizarnos el futuro y aprovechar los recursos respetando el entorno”.
Carmen se queja del “laberinto burocrático” que ha vivido, y que le ha causado un gran desgaste emocional y económico. También, de la poca apuesta que hacen algunas cadenas o distribuidoras por el producto ecológico y de que las algas se encuentren reguladas en el grupo de los poliquetos, una clase del filo de los anélidos, y no de los vegetales.
Por todo ello, la fundadora de Murandana de Galuriña considera que es muy importante ser mujer y emprendedora. “Significa que no te conformas con el sistema actual creado bajo un mandato capitalista y patriarcal. Debemos intentar cambiarlo; aunque surjan impedimentos, tenemos que ser tenaces”.
A ella le gusta pensar que con su proyecto fomenta una compra consciente por parte del consumidor: “Ofrezco un producto que es beneficioso para la salud y el medioambiente”.
Además, trabaja sin residuos y vende a granel todo lo que puede: “Tengo un compostero para los pocos restos de la producción y las algas las corto a cuchillo”. Carmen recolecta respetando la biodiversidad de la Ría de Muros-Noia, caracterizada por unas aguas con una temperatura atípica que fomenta el hábitat de algas, moluscos, crustáceos, peces de altamar y piedra.
Sus empanadas son muy variadas; por eso, necesita complementar la despensa del obrador, que tiene en Esteiro, con ingredientes de agricultores ecológicos de otras zonas de España: “El atún me viene conservado con aceite ecológico”.
Hoy sus empanadas han sido consumidas en Italia y Andorra, y esperan llegar a los paladares de Hong Kong y Alemania. En BioCultura A Coruña presentará una nueva variedad de ellas: hechas con jamón y queso cremoso ecológico. También, dará a conocer su nueva receta de pizzas con masa de algas.
Fuente: Vida Sana