La iniciativa, según ha informado la Consejería de Medio Ambiente, ha concienciado a la ciudadanía sobre la problemática derivada de la contaminación lumínica y acústica, y disminuir así estos tipos de contaminación fomentando el uso racional de los equipos luminotécnicos y de reproducción sonora. El Ayuntamiento de Sevilla se sumó a la campaña y la Feria de Abril ha sido el primer gran evento de este tipo en el que se ha puesto en marcha el proyecto.
Con las medidas llevadas a cabo, entre las que destacan la sustitución de las bombillas de la portada de 25 watios a 15 y la reducción de las hileras de alumbrado en las calles, además de conseguir el ahorro energético, se ha puesto en marcha uno de los principales objetivos de la Junta de Andalucía, desarrollar políticas destinadas a optimizar recursos, desde el punto de vista energético, económico y ambiental.
En esta primera fase, además de la Feria de Sevilla, la campaña se va a poner en marcha en las ferias de los municipios andaluces de más de 50.000 habitantes. Con esta iniciativa, la Junta pretende trasladar a los ayuntamientos, propietarios de casetas y ciudadanos en general, una serie de propuestas que optimicen el uso de los recursos y favorezcan el ahorro energético como iluminar lo necesario, regular los niveles luminotécnicos adaptándolos al número de personas, buscar un tipo de ornamentación menos agresiva con el cielo nocturno, disminuir el nivel sonoro para que la gente pueda conversar, no invadir ni mezclar la música entre casetas, así como fomentar el uso de varios altavoces pequeños en vez de pocos y de gran potencia.
La campaña incluye la elaboración de un decálogo dirigido a los técnicos de iluminación de los ayuntamientos con recomendaciones sobre cómo iluminar de manera idónea las calles durante las ferias y fiestas populares. Asimismo, se pondrá a disposición de los ayuntamientos un equipo de técnicos que asesorará sobre las características de la iluminación más eficiente.
Las ferias andaluzas forman una parte importante de nuestro acervo cultural y «un innegable atractivo desde el punto de vista turístico», indica. Sin embargo, un exceso de volumen o la superposición de hilos musicales puede generar efectos negativos como la pérdida temporal o permanente de la audición, entre otros. Por otra parte, un exceso de iluminación puede tener múltiples consecuencias negativas sobre el entorno, como el aumento del brillo del cielo nocturno, lo que dificulta las investigaciones astronómicas, causa daños a los ecosistemas y aumenta la intrusión lumínica provocando además alteraciones en la salud.
También, el consumo energético de los municipios se ve incrementado, originando la producción de contaminantes atmosféricos y el aumento de los costes económicos.
ECOticias.com – ep