Un trabajo de IH Cantabria y el CSIC propone un nuevo paradigma para paliar el cambio climático aprovechando los ecosistemas costeros. Estos ecosistemas se han visto reducidos entre un 25% y un 50% en los últimos 50 años.
Un trabajo entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria propone un nuevo paradigma para aprovechar los servicios ecosistémicos de las plantas marinas en el diseño de estrategias para mitigar y adaptarse al cambio climático en zonas costeras. El artículo aparece publicado en la revista Nature Climate Change.
Según este estudio, estos hábitats se encuentran entre los más valiosos de la Tierra, ya que son capaces de regular los flujos de nutrientes, el clima y de captar el dióxido de carbono de la atmósfera. Aún así, estos ecosistemas, formados por macroalgas, praderas submarinas, manglares y marismas, han visto reducida su extensión global entre un 25% y un 50% en los últimos 50 años fundamentalmente por la acción del hombre.
El estudio demuestra que los ecosistemas formados por plantas marinas son sumideros intensos de CO2, tienen una gran capacidad para disipar la energía del oleaje y elevar el nivel del fondo marino gracias a su capacidad de retener sedimentos, protegiendo la costa del aumento del nivel del mar, del oleaje y contribuyendo a mitigar las emisiones de carbono a la atmósfera.
El nivel del mar ha aumentado, en promedio, entre 1,6 y 0,2 milímetros al año desde 1901 y escenarios moderados de emisiones proyectan un futuro con un aumento global de 0,21 a 0,48 metros en torno al año 2100. “Será necesario introducir importantes medidas de adaptación en las zonas más vulnerables del mundo durante las próximas décadas, lo que requerirá enormes inversiones si las estrategias se basan únicamente en la construcción de nuevas infraestructuras artificiales”, apunta Íñigo Losada, director del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria.
“La conservación y la protección de los ecosistemas que actúan como sumideros de CO2 se encuentran entre las soluciones más baratas y seguras para reducir la acumulación en la atmósfera de gases de efecto invernadero”, precisa Carlos Duarte, profesor de Investigación del CSIC.
La ingeniería costera basada en la utilización de ecosistemas formados por plantas marinas, como una nueva infraestructura verde de defensa de la costa, supone un nuevo paradigma que cuenta con la ventaja de integrar adaptación y mitigación en una misma solución, explica el Profesor Iñigo Losada.
El estudio propone un equilibrio entre los instrumentos de mitigación y adaptación basados en proteger y restaurar e introducir diversos ecosistemas costeros con vegetación para maximizar las potenciales sinergias. “Esta estrategia podría convertirse en una solución eficiente desde el punto de vista social y económico y podría ofrecer grandes oportunidades a los países, especialmente las naciones más desfavorecidas, para alcanzar objetivos de adaptación al cambio climático sostenibles incluso aunque los recursos financieros y la capacidad sean limitados”, señalan los investigadores.
Carlos M. Duarte, Iñigo J. Losada, Iris E. Hendriks, Inés Mazarrasa y Núria Marbà. The role of coastal plant communities for climate change mitigation and adaptation. Nature Climate Change. DOI: 10.1038/NCLIMATE1970.