Este fenómeno tiene consecuencias sobre nuestras actividades recreativas sino también sobre toda la biósfera y la productividad de las tierras.
En Estados Unidos utilizamos cada vez menos nuestro equipo para la nieve y más nuestro traje de baño. Esto se debe a que lo que sentimos como invierno es cada vez más corto.
Este fenómeno tiene consecuencias sobre nuestras actividades recreativas sino también sobre toda la biósfera y la productividad de las tierras.
Un nuevo análisis, realizado por la organización Climate Central, basado en datos extraídos del reporte National Climate Assessment afirma que la temporada libre de heladas se está extendiendo gradualmente, y con ella, el tiempo del año durante el que las plantas crecen.
Según el estudio realizado por esta organización independiente, en los últimos treinta años esta etapa, que se inicia desde los primeros días de la primavera cuando las temperaturas ambientales alcanzan los 32°F y culmina a finales del otoño cuando vuelve a bajar a esta misma temperatura (32°F), se ha estado prolongando por ambas puntas -comienza más temprano y termina más tarde.
El promedio de duración de este período entre los años 1991 y 2012 fue aproximadamente 10 días más largo que lo que solía ser durante el período 1901-1960.
En particular se ha registrado una extensión de periodo sin nieve de entre dos y tres semanas al noroeste y sudoeste del país. Por su parte, en el oeste central, las grandes planicies y el noreste estadounidense, el incremento es de una a dos semanas y en el sudeste, de solo unos días.
Según aseguran los expertos en el reporte, estas diferencias son coherentes con las tendencias de calentamiento registrado en las diferentes regiones del país: en que el norte y oeste se calientan más que el sudeste.
¿Más verde?
La duración de la temporada sin nieve en cada región define cuáles son las plantas y cultivos que prosperan en ellas. De acuerdo a estimaciones por mediciones satelitales, esta alteración en el clima se traduce en cambios en la biósfera que incluyen un incremento en productividad de los bosques y más tiempo para que las plantas crezcan.
Aunque la prolongación del tiempo de crecimiento implica mayor producción de oxígeno y absorción de CO2 de la atmósfera en donde hay vegetación, esta temporada extendida también significa mayor aridez en los sitios que ya están secos y mayor evaporación del agua. O sea que puede afectar negativamente a los lugares donde este líquido ya escasea y favorecer sequías e incendios más frecuentes, lo que finalmente pueden contribuir a una disminución en la productividad de las tierras.
Si a estos datos se les suman las proyecciones de aumentos de temperaturas por el cambio climático, los científicos prevén que hacia el final de este siglo a lo largo de la mayor parte de EEUU la temporada cálida podría extenderse por un mes o más.
La mayor prolongación pronosticada, de hasta 8 semanas, se viviría en el oeste del país, en particular en zonas de alta elevación y la costa, de acuerdo a las proyecciones de aumento de temperatura.
Por esta misma razón, el extremo sur del área del país que alcanza temperaturas heladas irá migrando gradualmente más al norte y la frecuencia de años sin alcanzar temperaturas bajo cero en la mayoría del sur del país iría incrementando.
Este mapa muestra el incremento en duración de dicha temporada, proyectado para las tres décadas finales del siglo (2070-2099) relativas a las últimas tres del siglo pasado (1971-2000) bajo dos posibles escenarios de emisiones -uno en que las emisiones siguen incrementando (a) y el otro donde alcanzaron su máximo en 2050 (b). En él se puede observar que cuanto más extenso el período anual sin heladas, más colorado se ve el sitio. Las regiones en blanco representan donde se proyecta que ni siquiera se alcancen temperaturas sub-cero durante este lapso de tiempo y las grises son donde se proyecta que pasen más de 10 años consecutivos libres de heladas. (Mapas creados por NOAA NCDC/CICS-NC).