“México es una mega ciudad que domina la economía, la política y la cultura del país, pero debe tomar medidas drásticas para hacer frente a su disminución del suministro de agua y a los crecientes problemas del transporte, en su camino a ser una ciudad resiliente.”
En pos de la resiliencia
“Una ciudad como Tokio debería ser un modelo de desarrollo para la Ciudad de México, propensa a terremotos, que necesita crecer hacia arriba en lugar de continuar su expansión urbana”, dijo Arnoldo Matus Kramer, jefe de resiliencia de la ciudad, que alberga a casi 9 millones de personas en su área metropolitana.
De acuerdo con la iniciativa de las 100 Ciudades Resilientes, a la cual México se unió en 2013, la desigualdad social, una enorme economía informal, una inversión inadecuada en infraestructuras y eventos climáticos severos hacen que la población de la ciudad sea vulnerable a los desastres.
De los innumerables desafíos que enfrenta la ciudad, Matus Kramer destacó la salvaguardia de su futuro abastecimiento de agua y la movilidad urbana, como uno de los más acuciantes. Su papel consiste en poner una «lente de resiliencia» en los grandes proyectos que se lleven a cabo en la ciudad.
Agua y transporte
El agua es un problema endémico de México, donde alrededor del 30 por ciento de los residentes viven en la pobreza, carecen de tuberías y reciben el agua mediante entregas de camiones, pagando por ella una tasa mucho más alta.
«Estamos sobreexplotando por dos veces el acuífero y haciéndolo insostenible. Podríamos perder la mitad de nuestro suministro de agua en los próximos 30 a 40 años si continuamos haciendo las cosas mal «, advirtió Matus Kramer. «El problema es tan grande que no podemos depender sólo del gobierno para resolverlo».
Se espera la inminente aprobación de un plan piloto de fondos de agua para ayudar a reforzar el acuífero superficial de la ciudad, que abordará los problemas de recarga, promoverá la conservación e invertirá en áreas como la agricultura, para asegurar el abastecimiento de agua.
Con la ciudad plagada por la contaminación crónica del aire y con personas que emplean un promedio de tres horas diarias en desplazamientos, es crucial una mejora sustancial de la red de transporte público.
Alrededor del 70 por ciento de los viajes se realizan en transporte público en la capital, que se ubica como una de las más congestionadas del mundo. De acuerdo con la estrategia de resiliencia de la ciudad, el estado de la red de transporte tiene un impacto negativo en la competitividad, la salud y la cohesión social.
A corto plazo, una nueva línea de metro, la introducción de los autobuses eléctricos, el mayor uso de los taxis y vehículos compartidos y el plan de alquiler de bicicletas de la ciudad ayudarán a darle fluidez a la movilidad en la ciudad y a que disminuya la contaminación.