“Se les llama “Ayoreos no contactados” y son los supervivientes de los cientos de tribus que en un tiempo vivieron en la Amazonia y que hoy se encuentran en el lugar que experimenta la mayor tasa deforestación del planeta: el Chaco Paraguayo, donde se estima que la tala ilegal acaba con 14.000 árboles mensuales.”
Su aislamiento es voluntario, pero empresas interesadas en explotar sus tierras están acabando con lo que queda de los bosques originales del territorio que ancestralmente les pertenece, aunque no tengan papeles que lo demuestren.
Empresas como Carlos Casado o Yaguareté Porá sí tienen autorizaciones y títulos de propiedad, que les ha otorgado el gobierno obviando los derechos de los indígenas y con este aval se dedican a talar los árboles nativos, pero aparentemente esto podría comenzar a cambiar.
Conversaciones en curso
Desde este mes el gobierno paraguayo y representantes de los Ayoreo han convenido comenzar una serie de conversaciones, que tiene por objetivo detener la deforestación implacable que está acabando con los bosques y que viene siendo denunciada desde 1993.
La organización local GAT ha logrado por fin que la voz de los Ayoreo sea escuchada, tras exigir la devolución de las tierras del Chaco Paraguayo a sus legítimos propietarios ante la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos).
De hecho, en 2016 el gobierno paraguayo recibió la orden por parte de la CIDH de detener la deforestación y de brindar a los indígenas que vivían en la zona, la protección adecuada, pero según se ha comprobado mediante el estudio de diversas fotografías satelitales, el desmonte continuó a ritmo desenfrenado durante todo ese mismo año.
Gracias a esta nueva denuncia, el gobierno se ha comprometido a mantener una reunión mensual durante este año con los líderes del pueblo Ayoreo-totobiegosodes, que será monitoreada por la ONU a través de uno de sus representantes.
Sin tierras ni salud
La ONU considera que el estado de las tribus Ayoreo-totobiegosodes es “de emergencia” y ha advertido al gobierno paraguayo en repetidas ocasiones, que la no devolución de sus tierras pone en peligro la supervivencia de la tribu y las vidas de los indígenas.
Gran parte de la tribu Ayoreo-totobiegosodes, no se sabe exactamente cuántos, viven prácticamente en vilo, escapando de la deforestación y de las máquinas que se internan en sus bosques ancestrales para destruirlos por dinero, sin tener en cuenta ni las necesidades del pueblo, ni los daños medioambientales, ni los estragos que causan a la rica biodiversidad local.
También los hay que han sido ignominiosamente expulsados de sus propias tierras, por los nuevos dueños del gran Chaco Paraguayo y por si esto fuera poco, están siendo afectados por un mal similar a la tuberculosis, que por carecer de las defensas adecuadas, ya ha acabado con la vida de varios integrantes de la tribu.