Pese a esto, Costa Rica registró en 2015 una mejora en la eficiencia energética y una reducción en las emisiones de dióxido de carbono (CO2) derivadas del uso de energía.
La elaboración de azúcar y el transporte en todas sus modalidades (pasajeros, marítimo, aéreo y de carga en carretera) son las más intensivas en el uso de energía en el país, según la actualización más reciente de las Cuentas Ambientales, recopiladas por el Banco Central.
Pese a esto, Costa Rica registró en 2015 una mejora en la eficiencia energética y una reducción en las emisiones de dióxido de carbono (CO2) derivadas del uso de energía.
Los resultados de las Cuentas Ambientales al 2015 indican que las emisiones totales de CO2 (dióxido de carbono) por año derivadas del uso de energía —medidas en gigagramos— disminuyeron de 10.039,3 en el 2014 a 9.566,6 en el 2015, presentando una variación interanual de -4,7%. Un gigagramo (Gg) equivale a 1.000 millones de gramos (109 g).
Además, las cifras destacan que la generación de hidroelectricidad como porcentaje total de la generación eléctrica aumentó de 66% en el 2014 a 75% en el 2015.
Menos consumo de energía
En general, las actividades de servicios presentan un menor consumo de energía por unidad de producto.
Para Carlos Roldán, coordinador del Programa de Energías Limpias del Instituto Tecnológico de Costa Rica, esta reducción sí es palpable, pese a las actividades que utilizan energía en gran grado.
Explicó que el gremio productor de caña sí tiene un consumo muy alto, pero es de biomasa, por lo que no debería tener un efecto en el inventario de emisiones de CO2 muy significativo.
La energía por biomasa proviene de la combustión de bagazo, por lo que el ciclo de CO2 es muy cerca de cero. “Entonces no provoca grandes cantidades de efecto invernadero”, indicó.
En el caso de los transportes en Costa Rica, Roldán cree que el uso sí es ineficiente y que la solución está en una mejora en la infraestructura vial.
“El transporte público en el país es bueno, pero hace fata infraestructura. Un vehículo puede reducir su consumo de combustible si tiene buena infraestructura, porque las presas aumentan el consumo de combustible, por eso el problema principal de la ineficiencia es la ausencia de obra que mejoren el transporte”, dijo.
La Cuenta de Energía contempló ajustes y correcciones a la serie de los años 2011-2013 publicada e incorpora los datos del 2014 y 2015.
Para el 2015, el consumo de agua en la actividad agrícola fue de 673 hectómetros cúbicos (hm3) y creció a una tasa media de 12% desde el 2012.
En los hogares el consumo fue de 61 hm3, para un crecimiento medio de 4%. En la actividad de manufactura y servicios, el consumo fue de 58 hm3, y creció a una tasa media de 29% durante el mismo periodo.
Las pérdidas físicas de agua como porcentaje total del agua extraída para distribución se mantuvieron en alrededor del 54% para el periodo 2012-2015.
El hectómetro cúbico es una unidad de volumen, que equivale a un millón de metros cúbicos (106 m3).
Las cuentas ambientales
Actualmente, el Banco Central elabora tres cuentas ambientales para Costa Rica: Agua, Energía y Bosque.
Las dos primeras se actualizan con periodicidad anual, mientras que la Cuenta de Bosque se publica con menor frecuencia debido a que la información requerida para su construcción se actualiza con menor periodicidad.
Previo a su publicación, los resultados de las cuentas ambientales son sometidos a revisión y validados por el Consejo Nacional de Cuentas Ambientales (CNCA), presidido por el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) y cuenta adicionalmente con la participación del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Inec) y los Ministerios de Hacienda y de Planificación Nacional y Política Económica (Mideplan).
Además de la actualización y el fortalecimiento de las cuentas de Agua, Bosque y Energía, el Banco Central planea elaborar cuentas de Gasto en Protección Ambiental, Flujo de Materiales y Ecosistemas, cuyos resultados se pondrán a disposición del público en futuras publicaciones.
La metodología de las cuentas ambientales se basa en del Marco Central del Sistema de Contabilidad Ambiental y Económica, estándar estadístico internacional oficializado en el 2012. Este marco conceptual procura describir las interacciones entre la economía y el ambiente, incluyendo las reservas y los flujos de los activos ambientales. Además, este sistema está acorde con el Sistema de Cuentas Nacionales.