La temperatura media en junio en las zonas de Siberia que se están viendo azotadas por los incendios forestales fue 10 °C más alta que la media del período 1981-2010. El día 4 de julio se alcanzaron los 90 °F (32 °C).
El calor propició que se desencadenasen en el estado numerosos incendios, entre los que destacan los que se produjeron a lo largo del río Yukón y del círculo polar ártico. En el Canadá, los descomunales incendios forestales que estallaron cerca de Ontario están produciendo grandes cantidades de partículas en suspensión, lo que afecta a la calidad del aire.
La ola de calor de finales de junio en Europa también provocó incendios forestales en varios países, incluidos Alemania, Grecia y España.
Según los datos del Sistema Mundial de Asimilación de Datos sobre Incendios (GFAS) del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera del programa Copernicus (CAMS), los incendios que han azotado Siberia recientemente son un fenómeno «sin precedentes» en el mes de junio en los últimos 17 años.
El inmaculado medioambiente ártico, que es particularmente sensible y frágil, experimenta un calentamiento más rápido que la mayoría de las regiones. Pueden depositarse partículas de humo sobre la nieve y el hielo, que absorben la luz solar que, en otras circunstancias, se reflejaría.
Como resultado, se acelera el calentamiento en la región ártica. Los incendios en esa región también incrementan el riesgo de un mayor deshielo del permafrost, lo que libera metano, otro gas de efecto invernadero.
Ante los riesgos, la OMM ha puesto en marcha un sistema de avisos y asesoramiento para incendios de vegetación y contaminación por humo para desarrollar, implementar y armonizar las predicciones de incendios en todo el mundo, brindando un panorama más claro de los incendios y los impactos y peligros relacionados a escala mundial.