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jueves, junio 8, 2023

Secretos de nuestros árboles

Hace unos días, el Herbario de la Universidad de Panamá presentó una serie de seis libros, producto de seis años de trabajo de investigación botánica e intercambio de información con otros herbarios centroamericanos.

Todo empezó en 2003, cuando el Gobierno de Noruega y el Instituto Nacional de Biodiversidad de Costa Rica (INBio) suscribieron un acuerdo no solo para desarrollar y fortalecer el estudio de la biodiversidad de la región, sino para transferir ese conocimiento a los ciudadanos.

Como dijo el coordinador del trabajo y director adjunto del INBio, Randall García, antes de este proyecto los herbarios solo producían información científica con muy poca aplicación en la vida real.

Pues bien, con el libro no solo me entero de que el balso sirve para hacer tambores, sino también que es el mismo árbol del que se extraen las piezas de madera para confeccionar los loros y tucanes que se venden en los mercados de artesanías.

Carla Chízmar y Allys Lu fueron quienes, bajo la asesoría de la directora del Herbario, Mireya Correa, elaboraron esta guía descriptiva de 37 especies que en Panamá se usan para mil cosas.

No es que los botánicos no supieran todos estos usos, pero en la descripción que se guardaba en los archivos del herbario no figuraban, porque eran sabiduría del campo, creencias de abuelas y tías que se heredaban sin querer.

Con la recopilación de toda esta información popular en el libro, sin embargo, la botánica deja de ser ciencia pura y se vuelve alcanzable.

Así, por ejemplo, puede una darse cuenta de que el espavé o caracolí es utilizado para hacer bateas, pilones y formaletas. Que la palma negra o coquillo es la que usan los indígenas emberás y wounaans para hacer sus famosas cestas y máscaras multicolores.

Se incluye también el calabazo, cuyos frutos sirven para hacer totumas y maracas; el chumico, cuyas hojas sirven para fregar trastos de cocina; el corazón de mono, cuyas semillas se emplean para fabricar collares y correas; y el majagua o mastate, cuyas fibras son usadas en la región de Coclé para confeccionar el vestido típico que se usa en la danza de los diablos Cucuá.

La publicación, claro está, también contiene información científica, como la descripción de la especie y su distribución en el país, así como los usos medicinales de algunas hojas o frutos.

Algo más sobre el herbario

El Herbario de la Universidad de Panamá nació en 1968 y funciona como depositario de todas las muestras de plantas recogidas en el país.

Como parte del proyecto financiado por Noruega en Centroamérica –“Desarrollando capacidades y compartiendo tecnología para la conservación de la biodiversidad”–, el Herbario no solo produjo el libro sobre el uso folclórico y tradicional de las plantas, sino varios otros, como la Guía de árboles y arbustos del Campus Dr. Octavio Méndez Pereira; Semillas y frutos de uso artesanal en Panamá; Un recorrido por el sendero El Charco y la Guía fotográfica de las plantas vasculares de Cerro Jefe, Panamá. En imprenta está Los árboles del Parque Natural Metropolitano.

Se calcula que los herbarios de América Central tienen una colección de 90 mil especímenes.

 

PNUMA

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