En septiembre de este mismo año se detectaron 13.610 incendios forestales en la Amazonía brasileña, cifra que representa una reducción del 77,7 % respecto al mismo mes de 2024. Este dato es el más bajo en este mismo mes desde el año 2000, cuando se registraron 15.473 incendios.
Este descenso marca un hito significativo en la lucha contra la deforestación y la degradación ambiental, especialmente en una región que durante décadas ha sido epicentro de incendios provocados por la expansión agrícola y la tala ilegal.
Importante descenso de fuegos en la Amazonía en comparación con hace años
La Amazonía brasileña ha registrado 13.610 incendios forestales en septiembre, un número un 77,7 % inferior al del mismo mes de 2024 y el menor en este período en los últimos 25 años, según ha informado esta pasada semana el Gobierno. El número de focos de calor medidos por las imágenes de satélite del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) en la parte brasileña de la mayor selva tropical del mundo no era tan reducido para el mes desde septiembre de 2000, cuando se contabilizaron 15.473 incendios.
La fuerte reducción en septiembre ha contribuido a que el número de incendios acumulado en los nueve primeros meses del año se redujera en un 74,1 %, hasta 38.516. La Amazonía brasileña registró entre enero y septiembre del año pasado 148.740 incendios, y terminó 2024 con 192.700, el mayor número en 14 años, desde los 215.774 contabilizados en 2010.
Pese a la reducción en la comparación interanual, los focos de calor detectados por los satélites en septiembre aumentaron un 36,2 % en la comparación con agosto (9.989) y fueron los mayores para un mes desde noviembre de 2024 (15.891). Ese aumento obedece a que la Amazonía enfrenta su período de sequía entre junio y octubre, con un fuerte salto de los incendios en agosto y septiembre.
La importante reducción del número de incendios en la comparación con el año pasado es atribuido por los especialistas al aumento de las precipitaciones durante la temporada seca y a que Brasil ya no enfrenta, como en 2024, las consecuencias del fenómeno meteorológico de El Niño. Tal fenómeno hizo que Brasil registrara el año pasado su mayor sequía desde 1950, con problemas de escasez de agua en el 58 % del territorio nacional.
Ante las altas temperaturas y la escasez de precipitaciones, la Amazonía brasileña alcanzó el año pasado la mayor área quemada desde que empezaron los análisis en 1985, con más de 156.000 kilómetros cuadrados destruidos por las llamas, un área casi equivalente a la de un país como Túnez.
Según la plataforma científica Mapbiomas, entre enero y agosto de este año el área destruida por los incendios en todo Brasil se ha reducido a 42.331 kilómetros cuadrados, con una disminución del 66 %, de los cuales únicamente 4.018 kilómetros tan solo en la Amazonía.