Las instalaciones, que han sido visitadas el pasado viernes por el diputado alavés de Agricultura, Eduardo Aguinaco y el director general del EVE, Iñigo Ansola, abarcan una superficie regable de 250 hectáreas, distribuidas entre unas 30 propiedades.
La Comunidad de Regantes de Orbiso, en Campezo (Álava) ha reducido en un 75 por ciento sus costes por el suministro de agua gracias a la instalación de la primera planta fotovoltaica para autoconsumo que se pone en marcha en Euskadi con el objetivo de bombear agua de riego.
En la actualidad, trabajan en este espacio cinco profesionales del sector primario como titulares principales, y las parcelas que se riegan actualmente suman 30 hectáreas, según han informado el Ente Vasco de la Energía (EVE) y la Diputación en un comunicado.
El proyecto ha supuesto una inversión de cerca de 233.000 euros, que han sido financiados por la Diputación Foral de Álava y el Ente Vasco de la Energía, a través de las ayudas del programa para financiar inversiones de energías renovables para producción de energía eléctrica.
La planta de energía solar fotovoltaica ubicada en la zona de Santa Lucía de la Junta Administrativa de Orbiso entró en periodo de prueba el pasado mes de marzo. Este centro bombea agua para el riego del campo y para el consumo domiciliario de 65 personas.
La instalación se ha ubicado cerca de dos sondeos, de forma que desde 120 metros de profundidad se bombea el agua hasta dos pequeñas balsas de almacenamiento, una de uso de agua para regadío situada en el monte; y la otra, para abastecer al pueblo, ubicada en las inmediaciones de la planta solar.
La instalación solar consta de 512 paneles dispuestos en ocho grupos de seguidores.
Estos paneles suponen 166,84 kW de potencia instalada, que permite elevar el agua a los depósitos.
Más eficiente
Este proyecto ha permitido convertir el regadío más caro de Álava en uno de los de menor coste y más eficiente.
Se trata de una actuación pionera, que repercute positivamente en el precio que se paga por bombear agua.
Hasta la puesta en marcha de esta instalación, los costes del agua de unos 30 céntimos el metro cúbico, algo que hacía inviable el cultivo de productos que requerían regadío.
El uso de la energía solar ha permitido que los costes hayan pasado a 8 céntimos el metro cúbico, un 75% menos que anteriormente.
El descenso de la superficie puesta en riego por la pérdida de cultivos de alta rentabilidad y la bajada de la población activa en el sector agrícola planteaba la necesidad de reducir los costes energéticos del regadío.
Esto obligó a esta comunidad de regantes a restringir los bombeos.
La innovación aplicada con esta planta fotovoltaica ha hecho que el cultivo de la remolacha, la patata, los brotes, el tomate, el pimiento o la trufa, que estaban en una situación de extinción, se hayan visto favorecidos.
Trufa
El cultivo de la trufa ha sido uno de los factores que ha hecho que el proyecto haya prosperado.
Como consecuencia de todo ello, los agricultores se han podido quedar a labrar sus tierras de origen, puesto que de otra manera hubieran tenido que buscar la rentabilidad de su actividad empleando otras tierras en las que el precio del agua para el regadío no fuera tan elevado.