Tras el revuelo ocasionado por el proyecto de la Gran Muralla Verde Africana, el tercer continente más extenso se enfrenta al reto más grande de su historia: billones de litros convertidos en energía. África alberga el mayor potencial hidroeléctrico sin explotar del planeta, según un informe publicado en junio de 2022 por la Asociación Internacional de Energía Hidroeléctrica (IHA).
Se trata de una organización sin fines de lucro cimentada sobre la iniciativa de la UNESCO para fomentar el desarrollo sostenible con energía hidroeléctrica. El potencial estimado es de 474 gigavatios (GW) en comparación con 73 GW en Europa, 275 GW en América del Sur, 387 GW en América del Norte y Central, 359 GW en Asia Oriental y Pacífico y 355 GW en Asia del Sur y Central.
“El potencial hidroeléctrico de África supera la demanda actual y a medio plazo del continente”, expuso la asociación, advirtiendo que el valor de la electricidad generada por las centrales hidroeléctricas continúa siendo una de las fuentes de energía renovable más asequibles.
África, frente al reto más importante: explotar al máximo su energía hidroeléctrica
La República Democrática del Congo (RDC) pronto se embarcará en uno de los proyectos de infraestructura más ambiciosos: el levantamiento de la Gran Presa Inga. Dicha presa está valorada en 80.000 millones de dólares y promete generar un cambio en el sector energético del país y el futuro del continente.
Tiene el potencial de convertirse algún día en la central hidroeléctrica más grande del mundo. Lo que hace al proyecto tan importante es que aprovechará el poder del Río Congo, uno de los más poderosos de la Tierra, y transformará esa fuerza natural en energía para abastecer millones de hogares e industrias.
Estará situada en las cataratas Inga en el Río Congo y se compondrá por una serie de presas y embalses conectados entre sí. La hoja de ruta contempla 6 centrales hidroeléctricas que, conjuntamente, sobrepasarán cualquier megaproyecto existente en el mundo. Su capacidad de producción será mucho mayor que la de las plantas de Três Gorges, en China, e Itaipú, en Brasil.
Se prevé generar 40.000 megavatios de energía, por lo que se ve como una solución a la crisis energética que perjudica a más del 50% de la población de África. Territorios como Nigeria, Sudáfrica y Egipto ya se han mostrado interesados en la compra de la energía producida, convirtiendo la presa en un motor de inclusión económica.
Expectativas sobre la Gran Presa Inga de África
Una de las expectativas más fuertes sobre la Gran Presa Inga es que podría terminar definitivamente con el aislamiento energético de varias naciones africanas. Actualmente, un gran número de países experimentan apagones constantes que impiden su crecimiento económico. Con la aparición de esta presa, millones de personas podrán acceder a electricidad.
Esto generará el impulso de industrias y empresas existentes, así como la proliferación de nuevas compañías tecnológicas.
La electricidad producida por la presa será repartida por una vasta red eléctrica, forjando el comienzo de una nueva era de cooperación entre territorios vecinos. Las exportaciones de energía abrirán la puerta a la inversión internacional, fortificando la posición de la República Democrática del Congo como líder del sector energético de África.
Con un valor inicial estimado en £64 mil millones, la República Democrática del Congo busca el respaldo de instituciones globales como el Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo. Asimismo, insta a inversores privados a formar parte de este megaproyecto. No obstante, hay cierta preocupación sobre el costo real, que podría superar los 155.000 dólares.
¿Qué pasará con el proyecto más ambicioso de África?
Existen expectativas, pero también miedos y controversias. Será necesario reubicar más de 30.000 personas para llevar delante esta iniciativa, un escenario que plantea dudas sobre las compensaciones y los derechos humanos. Otro punto polémico es el impacto en el ecosistema local, incluyendo las especies exclusivas del valle de Bundi.
El futuro de la Gran Presa Inga de África dependerá de su ejecución. Si corona el éxito, será un hito en la historia de la energía. De lo contrario, se recordará como un sueño frustrado. Sumado a este contexto, África ya comenzó la mayor movilización de la historia.